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Cinco gestos cotidianos que están arruinando tu portátil sin que lo sepas

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Foto: Unsplash
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

Un ordenador portátil no deja de ser una herramienta frágil, aunque lo usemos todos los días como si fuese irrompible. Y aunque solemos prestar atención a programas, antivirus o actualizaciones, muchas veces lo que de verdad marca la diferencia son los pequeños hábitos físicos que repetimos sin pensar. Son esos gestos rutinarios los que acaban reduciendo el rendimiento, la autonomía de la batería o incluso la vida útil del equipo.

Tapar las rejillas de ventilación

El sobrecalentamiento es uno de los grandes enemigos de cualquier portátil. Usarlo en la cama, sobre cojines o incluso en las piernas bloquea las entradas y salidas de aire. El resultado es que el procesador y la tarjeta gráfica trabajan a más temperatura, lo que reduce su eficiencia y desgasta los componentes internos con el tiempo. Lo mejor es colocarlo sobre superficies firmes y, si es posible, usar una base de refrigeración.

Dejarlo siempre enchufado

Mucha gente mantiene el portátil conectado al cargador incluso cuando la batería ya está llena. Aunque los sistemas modernos evitan la sobrecarga, este hábito genera calor constante y un estrés innecesario en las celdas de la batería. A la larga, eso se traduce en una autonomía mucho menor. Lo más recomendable es trabajar a ratos con batería y enchufarlo cuando baje del 20 o 30 %.

Transportarlo sin apagarlo

Cerrar la tapa y meterlo en la mochila sin comprobar que está apagado puede ser un problema. Si el equipo entra en suspensión o hibernación, sigue generando calor dentro de un espacio cerrado. Esto, además de gastar batería, puede dañar componentes internos sensibles. Lo ideal es apagarlo completamente si sabes que no lo vas a usar en un buen rato.

Obsolescencia programada digital
Fotografía: Nacho Grosso

Comer y beber al lado del teclado

El clásico café de la mañana o el bocadillo mientras trabajas son más peligrosos de lo que parecen. Las migas y el polvo acaban entrando por las teclas, y un solo líquido derramado puede arruinar la placa base en segundos. Existen protectores de teclado, pero lo más efectivo es separar las comidas del espacio de trabajo.

Pasar de la la limpieza básica

El polvo acumulado no solo ensucia, también afecta al rendimiento del ventilador y favorece el calor. Pasar un paño de microfibra por la pantalla, limpiar el teclado con aire comprimido y aspirar con cuidado las rejillas de ventilación cada cierto tiempo prolonga la vida del equipo más de lo que parece.

Un portátil que te dura más tiempo

Al final, no se trata de convertir el portátil en un objeto intocable, sino de corregir hábitos que, sin darnos cuenta, lo castigan día a día. Evitar el calor innecesario, cuidar la batería y mantenerlo limpio son gestos sencillos que se traducen en un equipo más rápido, eficiente y duradero.

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