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Todo el mundo creía que estaba bien, pero fue la peor etapa de Chicote: «Llegó el gran problema»

La vida de Alberto Chicote no ha sido tan sencilla como parece

El cocinero tuvo que marcharse de España con apenas 20 años

Chicote se ha sincerado sobre la depresión que atravesó

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Chicote presentando uno de sus proyectos. (Foto: Gtres)

Muchos le recuerdan por su papel en Pesadilla en la cocina, el programa que le lanzó a la fama hace más de una década. Sin embargo, la carrera de Alberto Chicote es muy extensa y se ha enfrentado a momentos de todo tipo. Hace unos días confesó en un pódcast que atravesó una severa depresión cuando apenas tenía 20 años.

El cocinero se dio cuenta de que tenía que hacer ciertos cambios para seguir creciendo, así que puso rumbo a Suiza y emprendió una aventura que nunca olvidará. Lo cierto es que consiguió todo lo que estaba buscando: tenía un buen trabajo, había aprendido grandes lecciones profesionales, podía contar con el respaldo de un grupo de amigos y disfrutaba de una casa que no estaba al alcance de todos. No obstante, el aspecto material nunca ha tenido valor para él y de un momento a otro se vio envuelto en una situación realmente incómoda. No conseguía salir adelante y se vio obligado a regresar a España para retomar el contacto con sus familiares y seres queridos.

La depresión de Alberto Chicote

Hoy en día, todo el mundo recuerda a Alberto Chicote gracias a las Campanadas de Antena 3, el programa especial que presenta con su compañera Cristina Pedroche. Aparentemente es un comunicador que lleva el humor por bandera y ha conseguido grandes cosas gracias a la conexión que ha creado con el público. El problema es que, en ocasiones, las apariencias engañan y eso es justo lo que le ha pasado.

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Alberto Chicote en el estreno de una película. (Foto: Gtres)

«Tuve que recurrir a alguien que me echara una mano y tardé dos años en salir del agujero», comenta en Tengo un plan. «Me entró una depresión muy grande. Vivía en un cuarto de una residencia de ancianos. Nunca he sabido muy bien por qué me entró aquella depresión. Tenía amigos, el trabajo me encantaba, pero me entró una depresión enorme. Su mente estaba nublada por un problema que parecía no tener solución y no sabía cómo poner fin a su tormento. «Pensaba que me moría ya. No me dio por pensar, me dio por saber que me estaba muriendo todo el rato sin parar. Tenía el convencimiento absoluto de que si un día me dolía la cabeza es que tenía un tumor».

Por suerte, el empresario se dio cuenta a tiempo de que necesitaba ayuda de profesionales. Fue así como empezó el final de su pesadilla y ahora, gracias al esfuerzo que ha hecho, puede narrarla y dar consejos sobre el tema.

«El gran problema» de Chicote

En otro orden de coas, podemos detenernos en la confesión que Alberto Chicote ha hecho sobre su peso. En el pódcast mencionado en líneas anteriores, ha compartido una de las experiencias más significativas de su vida personal y profesional. Durante su conversación con Sergio Beguería y Juan Domínguez, comenta con detalle el proceso que le llevó a perder casi 50 kilos, un cambio físico que, según reconoce, nunca había imaginado acometer. «Me he pasado muchísimos años pesando 120 kilos sin la conciencia de que eso no podía ser, ni la necesidad, porque nunca tuve la sensación de que mi vida estuviera mermada por ello», admite. El punto de inflexión llegó cuando Atresmedia le propuso participar en un programa de dietas para diferentes personas, una oportunidad que marcó el inicio de una transformación profunda.

A partir de ese momento, Chicote comenzó un proceso de adelgazamiento progresivo que le llevó a cambiar por completo su relación con el cuerpo y la salud. «Creo recordar que pasé de 119 a 80 kilos, luego seguí bajando y me quedé en unos 72, que es lo menos que he pesado. Después recuperé algo y estaba en 78, me sentía muy bien y contento», explicó, subrayando que el objetivo nunca fue alcanzar un peso concreto, sino sentirse mejor consigo mismo. La pérdida de kilos también vino acompañada de una revisión completa de sus hábitos, tanto en la alimentación como en la actividad física, lo que le permitió adaptarse a un nuevo estilo de vida. Durante un tiempo, disfrutó de una sensación de bienestar y energía que reforzó su convicción de que había tomado la decisión correcta.

Sin embargo, ese periodo de plenitud se vio interrumpido por un diagnóstico inesperado que, en sus propias palabras, fue «el gran programa» de su vida: la diabetes tipo 1. «Cuando estaba de puta madre, llegó… Tantos años siendo un animal, luego todo iba bien… y, de pronto, la insulina», recordó, aludiendo a la ironía de recibir la noticia en uno de sus mejores momentos físicos. Este nuevo reto supuso un cambio radical en su rutina, obligándole a convivir con controles constantes y a aprender a manejar la enfermedad sin renunciar a su carrera ni a su pasión por la cocina.

Podemos decir que Chicote afronta ahora esta etapa con la misma determinación con la que perdió peso, consciente de que su historia puede servir de inspiración para quienes luchan por mejorar su salud frente a circunstancias adversas.

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