Consultor ejecutivo, conferenciante y autor del libro ‘Biocomunicación’

Rafa Cordón: “El título de superheroína se queda muy corto para la oxitocina, que es casi mágica”

Rafa Cordón
Rafa Cordón.

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Un duro golpe en la vida personal de Rafa Cordón hizo que comenzara a interesarse por las reacciones que nuestro cuerpo ejerce en nuestra mente, cuestión que ha plasmado en el libro ‘Biocomunicación: Si tu cuerpo dice ¡VAMOS! tu mente dice Voy’. A lo largo de 335 páginas encontramos la respuesta a la conexión que existe entre cuerpo y mente y cómo este binomio influye en nuestras acciones.

“La Biocomunicación es un concepto muy amplio, pero poco conocido que abarca el intercambio de mensajes entre animales de la misma especie, pero también entre especies o dentro del propio organismo. Somos el animal de mayor éxito evolutivo en el Planeta”, destaca el autor, quien detalla que utiliza el término para atraer la atención sobre su impacto en la confianza personal y en la gestión de la reacción de estrés, dos fenómenos que mantienen una batalla permanente, ofreciendo una comprensión práctica de cómo podemos tomar conciencia y actuar sobre nuestra propia expresión corporal.

Durante 25 años Rafa Cordón ha desarrollado su carrera profesional dirigiendo las áreas de Neurología, Endocrinología y Riesgo Cardiovascular en grandes Biofarmacéuticas como Bayer o Merck, donde ha liderado equipos médicos, de marketing, comerciales y corporativos. Ha participado en más de 250 comités ejecutivos y ha impartido más de 380 conferencias.

PREGUNTA.- ¿Qué le llevó a desarrollar este concepto y a publicar un libro sobre ello?

RESPUESTA.- La confianza personal es mi compañera de viaje desde hace mucho tiempo y me ha facilitado alcanzar gran parte de las metas que me he propuesto, en un momento crítico de mi vida descubrí el poder transformador que nos ofrece tomar el control de nuestra expresión corporal, y ahora quiero compartir esas herramientas con aquellas personas que se quieran beneficiar.

Hace 35 años, viajaba en coche con dos amigos, nos dirigíamos de madrugada a una actividad deportiva y el conductor de un vehículo, que venía en dirección contraria, se quedó dormido y chocó frontalmente contra nosotros. Aquel día murieron cinco personas y solo sobreviví yo. No tuve lesiones graves, pero los días posteriores era incapaz de mover mi cuerpo, y mucho menos salir del estado mental de bloqueo en el que me encontraba. Escuché algunos consejos de mis padres que me decían “levanta la cabeza”, “empieza por dar primero un paso y luego otro”. Comenzaba a sentir que algo se activaba en mi mente y, desde entonces, he analizado y estudiado toda la información que he tenido a mi alcance sobre la comunicación biológica entre el cuerpo y la mente.

P.- La Biocomunicación en Biología es un término aplicado a la comunicación entre especies animales… ¿A qué se refiere con la Biocomunicación en humanos? Lo define como un concepto novedoso que facilita al ser humano participar en el diálogo biológico entre cuerpo y mente ¿de qué manera?

R.- La Biocomunicación es un concepto muy amplio, pero poco conocido que abarca el intercambio de mensajes entre animales de la misma especie, pero también entre especies o dentro del propio organismo. Somos el animal de mayor éxito evolutivo en el Planeta, y en este libro he utilizado el término Biocomunicación para atraer la atención sobre el diálogo biológico que se produce en ambas direcciones entre nuestro cuerpo y nuestra mente.

De forma más concreta en su impacto en la confianza personal y en la gestión de la reacción de estrés, dos fenómenos que mantienen una batalla permanente.

La novedad que aporto es ofrecer una comprensión práctica de cómo podemos participar en ese diálogo si tomamos conciencia y actuamos sobre nuestra propia expresión corporal. La mayoría de las personas piensan en la confianza como una emoción invisible que se genera solo en la mente. Sin embargo, con frecuencia olvidamos que siempre está vinculada a una acción que realizamos o expresamos con nuestro cuerpo, y que esa experiencia física y visible refuerza que seremos capaces de conseguir lo que nos propongamos. Hace tiempo que la ciencia lo avala, pero en los últimos años, diversas investigaciones científicas han ido más allá para confirmar cómo el cuerpo activa señales fisiológicas que influyen en nuestras emociones y en la confianza que sentimos y transmitimos.

P.- ¿Cómo VERÁS crecer tu confianza? ¿En qué consiste este método?

R.- Podemos participar en ese diálogo entre cuerpo y mente a través de múltiples canales de biocomunicación y, para ofrecer una solución práctica, en el libro he definido 5 herramientas que componen el acrónimo V.E.R.Á.S. Esta sección del libro ocupa el 40% de la obra, y en ella incluyo diferentes ejercicios y evidencias para tomar conciencia de su poder transformador. No se trata de utilizar todas, ni en una secuencia determinada, sino de conocerlas y recurrir a las que necesitemos, según el contexto y nuestro momento vital. En cualquiera de ellas el objetivo nos lleva a alcanzar un alto nivel de autoconocimiento, autocontrol y automotivación.

  1. Visualización: positiva vs. negativa; El 90% de los pensamientos negativos nunca suceden. La visualización positiva es una decisión personal.
  2. Expansión: apertura vs. cierre; asociada a corporalidad (tronco, brazos, mirada, sonrisa, voz …). “Los humanos interpretamos la autoconfianza por el espacio que estamos dispuestos a ocupar”.
  3. Respiración: profunda vs. superficial. Respiramos unas 20.000 veces al día y lo hacemos de forma inconsciente, pero tomar el control cuando lo necesitamos nos ayudará a reducir el estrés y a entrar en un estado de serenidad y claridad mental.
  4. Armonía: equilibrio vs. caos. Uno de los elementos más importantes para reforzar nuestra confianza es buscar armonía entre nuestras palabras y la expresión de nuestro cuerpo.
  5. Serenidad: calma vs. agitación. Cuando nuestra mente está agitada por algo que nos altera, tomar el control sobre nuestra expresión corporal nos ayudará a enviar señales de calma a nuestra mente para entrar en un espacio de serenidad, que nos ayudará a tomar mejores decisiones.

P.- El hecho de conseguir este equilibrio cuerpo y mente ¿afecta y mejora la salud?

R.- Cuando sufrimos una amenaza real, sea física o mental, nuestro organismo activa una reacción de estrés para ayudarnos a superar esa amenaza. Si esto ocurre de forma esporádica supone un esfuerzo positivo y, cuando la amenaza cesa, el organismo activa mecanismos autónomos para volver al estado de equilibrio. Pero ¿qué ocurrirá si esta situación se prolonga, aparece con frecuencia incluso por amenazas que no son reales, o se dificulta la recuperación? Tal como advierte el profesor de Neurobiología de la Universidad de Stanford, Robert M. Sapolsky «Si todos los días los vivimos como si fueran una emergencia, tendremos que pagar un precio».

¿A qué precio se refiere? Vivimos una era en la que la velocidad del cambio es superior a nuestro período de adaptación y, en esa carrera frenética, con frecuencia aparece nuestro instinto de supervivencia, reaccionando ante lo que interpreta como amenaza. Durante una reacción de estrés, en los primeros instantes aumenta el ritmo de nuestra respiración para obtener más oxígeno; aumenta el ritmo cardíaco y la tensión arterial para llevar ese oxígeno y nutrientes a las zonas prioritarias de nuestro organismo, que en esos momentos son: el cerebro, para agudizar nuestros sentidos y la concentración en busca de una solución, y los músculos para luchar o huir. Para compensar la sobrecarga de energía en unas zonas, se reduce la actividad en otras que no tienen una actividad esencial mientras dure la amenaza: piel, aparato digestivo, órganos reproductores, mecanismos de crecimiento y el sistema inmune, entre otros.

¿Qué órganos o funciones sufrirán más? Por un lado, los que han comenzado a recibir menos atención, pero también los que sufren una saturación por la sobrecarga de actividad continuada. Si esta situación se mantiene en el tiempo, el gran castillo de naipes de nuestro organismo se desestabiliza, y algunas piezas pueden caer.

Tener herramientas para identificar y actuar sobre algunos signos corporales que nos avisan de esa reacción de estrés nos da la oportunidad de anticiparnos o de colaborar para recuperar el equilibrio, y nos ofrece la posibilidad de enfrentarnos a los retos con mayor capacidad para controlar nuestras emociones, en resumen, con mayor confianza. También nos ayudará a detectar cuándo no está a nuestro alcance recuperar el control y debemos acudir al médico para recibir una ayuda profesional.

P.- En su libro habla de la “superheroína oxitocina” ¿por qué la considera tan positiva: “protectora de la salud y mensajera de la confianza”?

R.- La oxitocina es conocida, sobre todo por su papel en las contracciones uterinas durante el parto y por la activación de las fibras musculares situadas en los alvéolos mamarios para favorecer la lactancia materna, pero la oxitocina no se ocupa sólo de esas dos importantes tareas. Está presente tanto en la mujer como en el hombre, y es una molécula sorprendente, responsable de múltiples funciones para la salud, la sociabilidad y la supervivencia del ser humano.

¿Es la oxitocina una medicina natural? Para responder a esta pregunta, se reunieron 12 investigadores pertenecientes a nueve instituciones universitarias de Estados Unidos y de Europa, procedentes de áreas como la Biología, Antropología, Psicología, Farmacología, Veterinaria y, especialidades médicas como Medicina Interna, Psiquiatría y Pediatría. Publicaron sus conclusiones en la revista Pharmacological Reviews en octubre de 2020, después de haber revisado más de 27.000 publicaciones científicas, producto de la investigación realizada durante las dos últimas décadas sobre esta sorprendente molécula.

Al igual que otras moléculas mensajeras, para realizar su función, necesita encajar en un receptor celular específico que debe reconocer su forma y composición, como si la molécula fuese una llave y el receptor, su cerradura.

La ventaja de la oxitocina es que, además de ser reconocida por sus propios receptores, también encaja en la cerradura de la vasopresina. Este mecanismo de llave maestra resulta de gran importancia durante la fase de estrés agudo donde, si aumenta la liberación de oxitocina, podría ocupar los receptores de la vasopresina frenando la reacción de estrés. Pero es durante el estrés crónico cuando la oxitocina adquiere un papel estratégico al facilitar mecanismos de protección frente a conductas de cierre o inmovilización por el miedo, como las que aparecen en algunos estados de desesperación y de depresión.

Pero la acción de la oxitocina va más allá para proteger la salud, y es capaz de unirse a otros receptores e incluso a otras moléculas; influye en el sistema inmunitario, desempeña funciones antiinflamatorias, antioxidantes y, desde hace unos años, se ha avanzado en el conocimiento de sus acciones protectoras físicas y mentales para enfrentarnos a la adversidad o al trauma. Hoy se sabe que, además, interviene en la adaptación de algunas conductas y en el comportamiento social del vínculo y de la confianza. En fin, el título de superheroína se queda muy corto para una molécula como la oxitocina que es casi mágica.

La oxitocina actúa como una medicina natural que nos protege del estrés y de algunas enfermedades. La capacidad de moldear su actividad, según las circunstancias, le otorga el superpoder de participar en múltiples funciones. Pero esta ventaja supone una limitación para su uso como medicamento dirigido a una actividad específica, por lo que, si queremos beneficiarnos de esta, necesitamos favorecer su síntesis endógena.

Ahora que conocemos los beneficios de la oxitocina, está en nuestra mano invitarla a salir. En mi libro describo diferentes caminos para aumentar el nivel de oxitocina en nuestro cuerpo que, de forma muy resumida, se basan en potenciar el vínculo con nosotros mismos, con otras personas y también con animales o con la naturaleza.

Cuanta más oxitocina das, más recibes: un buen abrazo, una sonrisa sincera, besar y favorecer el contacto visual o la escucha activa, tendrán un efecto muy positivo en tus emociones y también en tu salud, pero también en la persona que los recibe.

P.- Siguiendo sus consejos ¿se reduce la hormona del estrés, el cortisol, que califica de “aliado o ladrón de confianza y salud”?

R.- La mala fama del cortisol no se debe a su presencia, sino al aumento desproporcionado y mantenido en situaciones en las que nuestro organismo no lo necesita. En condiciones basales, el cortisol tiene efectos beneficiosos para el organismo: es el glucocorticoide con mayor responsabilidad sobre el metabolismo celular. Permite extraer combustible de las principales fuentes de energía: grasas, proteínas y glucosa. También desempeña un papel regulador del sistema inmunitario.

Hay receptores de cortisol en la mayoría de nuestras células, lo que da una idea de su importante actividad para nuestra supervivencia.
Pero si los periodos de estrés agudo persisten o se hacen crónicos Las cualidades positivas del cortisol comienzan a transformarse en un auténtico problema de salud. El Doctor Jekyll se transforma en Mr. Hyde, y comienzan a aparecer episodios como: insomnio, irritación de la mucosa gástrica, aumento del acúmulo de grasa, aumento de la tensión arterial y otras alteraciones.

En el mundo de la salud, nadie discute que hacer ejercicio físico moderado, tiene un impacto positivo para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, además de otros beneficios fisiológicos. En el libro Biocomunicación describo el gran impacto que ofrece al ser humano no reservar este recurso solo para los momentos en los que realizamos una actividad física.
Quiero dejar claro que la Biocomunicación no es una estrategia terapéutica, sino un camino que nos ayuda a tomar el control en la batalla del estrés y la confianza.

También nos ayudará a tomar consciencia de si es el momento de acudir a nuestro médico para buscar una ayuda profesional.

P.- ¿Por qué una actitud corporal positiva activa la mente y la confianza? ¿Se puede aprender a tener confianza? ¿De qué manera?

R.- Nuestros pensamientos y emociones se reflejan en nuestro cuerpo, y también en nuestra respiración, postura, gestos, movimientos y, además, en el uso que le damos a la voz. Pero este es un camino de doble dirección, todas ellas son capaces de influir en nuestro estado de ánimo y en la dirección de nuestra mente. Por ejemplo: posturas encogidas, cerradas y con miradas bajas atraen pensamientos, incluso palabras de valoración propia más negativas; mientras que, si erguimos la espalda y levantamos la cabeza mirando al frente, incluso desde una posición sentada, los pensamientos y palabras que aparecen tendrán un carácter más positivo y nos llenarán de energía.

Yo diría que la confianza se puede entrenar, y que existen diferentes caminos para hacerlo. Desde la mente mediante algunas técnicas de meditación y concentración, pero también desde el cuerpo con algunas de las técnicas de Biocomunicación que describo en la tercera parte de mi libro “VERAS crecer tu confianza”.

P.- ¿Cómo puede el lector de OKSALUD sentir los beneficios de la Biocomunicación?

R.- Cada ser humano es único y especial, sin embargo, la evolución y la necesidad de socializar nos ha llevado a desarrollar patrones de conducta que utilizamos de forma inconsciente con un alto impacto en nuestras emociones y en nuestra fisiología.
También en las de quien nos rodea. Sentir debilidad o inseguridad es normal, debemos reconocerla y pedir ayuda siempre que lo necesitemos. Sin embargo, en el libro Biocomunicación descubrirás cómo tu propia biología también te puede ayudar a ganar confianza. No se trata de una promesa mágica, única o milagrosa, pero sí de una forma natural de conseguirlo, sencilla, a tu alcance, y que depende sólo de ti.
Sin preparación y esfuerzo hay pocas posibilidades de superar los retos, pero sin confianza es imposible.

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