Parlamento

El Congreso olvida su nombre ‘inclusivo’: sigue llamándose «de los Diputados» en sus nuevos contratos

Todos los grupos parlamentarios, excepto PP y Vox, votaron a favor de llamarlo sólo "Congreso"

Tras su aprobación, se publicaron dos licitaciones, sin que se adaptase la denominación

Congreso inclusivo
Rafael Molina

El Congreso se olvida de su nuevo nombre inclusivo y continúa denominándose «de los Diputados» en los nuevos contratos después de la aprobación del cambio de nombre, el pasado 23 de julio. Así consta en los últimos contratos publicados por la Mesa de Contratación de la Cámara Baja en la Plataforma de Contratación del Estado.

Los dos últimos contratos licitados por la Mesa de Contratación de la Cámara Baja, que responden a los servicios de «suministro de una máquina selladora» y de «restauración colectiva (autoservicios), cafeterías, restaurante y máquinas de venta automática», continúan utilizando la denominación habitual de la entidad, es decir Congreso de los Diputados.

Si bien, la entrada en vigor de esta reforma se retrasó hasta su publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, el pasado 31 de julio, la aparición de los documentos en el Boletín Oficial del Estado ha sido posterior a esta fecha. Uno de ellos se ha realizado este 5 de agosto y otro de ellos aún no lo ha hecho.

En todo caso, su aprobación en el Pleno fue el 22 de julio y el sello que aparece en los pliegos de contratación es del 28 de ese mismo mes. Sin embargo, la denominación utilizada ha sido la misma que la que ha venido usándose durante toda la etapa democrática.

PP y Vox, únicos rechazos

El PP y Vox fueron los únicos partidos políticos con representación en la Cámara Baja, que se mostraron en contra del aval para hablar sólo de Congreso, sin el apellido de los Diputados. Tanto los miembros del Gobierno, PSOE y Sumar, como los socios parlamentarios de Sánchez, se posicionaron a favor de una modificación que sólo llegará al reglamento de la Cámara, pero no supondría cambio alguno en la denominación oficial, ya que para ello habría que modificar la Constitución.

Esos grupos parlamentarios respaldaron la proposición que apela por el cambio de denominación del Congreso de los Diputados para adaptar el reglamento de la Cámara Baja al lenguaje inclusivo y erradicar el sexismo. En esta línea, los socios de Pedro Sánchez rechazaron las enmiendas presentadas tanto por los populares como por los de la formación presidida por Santiago Abascal.

La reforma afecta en exclusividad al texto reglamentario, en el que se visualizará la diferencia entre hombres y mujeres, haciendo mención a «diputadas y diputados» en lugar del habitual masculino genérico, o la Presidencia, Vicepresidencia y Secretarías para sustituir al término presidente, vicepresidente y secretario. A partir de ahora se distingue también entre el rey o la reina y el presidente o presidenta del Gobierno.

Presuntamente, estos cambios también afectarían a la denominación interna de la institución en, por ejemplo, los encabezados de los documentos oficiales. Sin embargo, esto no sucede en las dos licitaciones a las que se ha hecho mención, a pesar de que su publicación ha sido posterior a la aprobación de la modificación del reglamento.

Pero estas modificaciones no llevarán aparejadas ningún cambio en el nombre de la institución que seguirá llamándose Congreso de los Diputados, tal y como recoge la Constitución, ni, por tanto, ningún coste adicional para la Cámara.

A su vez, la fachada del edificio sede del Poder Legislativo, en la que aparece la inscripción Congreso de los Diputados, tampoco cambiará su denominación. El inmueble está considerado Bien de Interés Cultural y, desde la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español, todas las obras que se hagan en ese edificio tendrán que tener la autorización de la comunidad autónoma. Es decir, que para poder modificar la fachada del edificio, la presidenta de la región madrileña, Isabel Díaz Ayuso, tendrá que dar luz verde.

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