Fue el símbolo de que los españoles dejaban atrás la posguerra, pero aún se ven bastantes por las calles
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Hoy en día las grandes marcas de la automoción desembarcan en España, para vendernos sus coches. Sin embargo, hubo un tiempo donde comprar uno aquí era impensable. Eso hizo que la venta masiva de un vehículo se convirtiera en el símbolo de que, por fin, salíamos de la posguerra.
Para tener éxito entre la reciente clase media debía ser pequeño, humilde, asequible y fiable. El encargado de que España empezase a mirar al futuro fue el SEAT 600.
Este coche motorizó a toda una generación, pero lo sorprendente es que todavía se puede ver a alguno de ellos circulando por las carreteras. Y es que son una auténtica joya de coleccionista.
El coche que condujo a España lejos de la posguerra
El SEAT 600, conocido popularmente como Seiscientos, Pelotilla, Seílla u Ombligo, comenzó a producirse en 1957 bajo licencia del Fiat 600 diseñado por Dante Giacosa.
Era el segundo modelo de SEAT tras el 1400, y supuso una auténtica revolución. Equipado con un motor de 633 cc, tracción trasera y caja manual de cuatro velocidades (con la primera sin sincronizar), ofrecía una movilidad hasta entonces impensable para la mayoría de los españoles.
El primer ejemplar salió de la factoría de la Zona Franca de Barcelona el 27 de junio de 1957, aunque la primera unidad matriculada lo hizo días antes, el 8 de junio, en Barcelona.
La clave de su éxito es que el precio era lo más ajustado posible, lo que lo situaba como la única opción realista para miles de familias que empezaban a formar la clase media.
En los años 60, coincidiendo con el crecimiento económico, el aperturismo y el pago a plazos, este modelo se convirtió en el primer coche de muchísimos hogares, lo que les permitió recorrer España de punta a punta: de los pueblos del interior a la costa, de la rutina al verano. El 600 no era sólo un vehículo, era independencia.
El SEAT 600: del fin de la posguerra al icono de la automoción española
Entre 1957 y 1973 se fabricaron 799.419 unidades del SEAT 600, incluyendo variantes como el 600 D, 600 E y 600 L Especial, además de la versión comercial, la descapotable o la popular Formichetta.
Incluso dio lugar a un modelo propio español, el SEAT 800, desarrollado por el carrocero Costa, que ampliaba la batalla y añadía cuatro puertas.
Las primeras unidades del 600 tenían las célebres puertas suicidas, que abrían hacia atrás, y unos intermitentes superiores junto al capó que luego fueron sustituidos en el 600 D.
Cada nueva versión aportaba mejoras, pero ninguna lograba romper con la esencia de aquel coche que se había ganado el corazón del país.
De hecho, su impacto fue tan grande que Carlos Abarth lo convirtió en la base de algunos de sus modelos más deportivos. Por ejemplo, de los míticos 600 venenosos
En España, preparadores como Juncosa o Autotécnica también transformaron el pequeño 600 en máquinas de competición que participaron en distintos rallys.
Cómo ha logrado sobrevivir el SEAT 600 en el siglo XXI
Cada generación tiene un coche amado. Para algunos es el Ford Fiesta, pero para los más mayores sigue siendo el SEAT 600. Eso sí, ni los vehículos más míticos viven para siempre (o sí).
Con la llegada de modelos más modernos como el SEAT 127 o el Renault 5, las ventas del 600 empezaron a caer. Además, su diseño dificultaba la incorporación de los cinturones de seguridad cuando estos se hicieron obligatorios.
Eso provocó que en 1973 el SEAT 600 dejase de producirse. Pero lo curioso es que ese no fue su fin. Hoy en día todavía quedan muchas unidades circulando, y es una pieza de coleccionista.