Envejecimiento

Las personas que desayunan y cenan tarde podrían envejecer y morir antes: lo confirma un estudio de 3 décadas

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Desayuno en la cama.
  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

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Siempre estamos buscando trucos para envejecer de forma saludable, pero lo que casi nunca nos planteamos es cómo influyen nuestros horarios alimentarios en ese aspecto y si pueden afectar a cuándo vamos a morir.

Sin embargo, un estudio publicado en la revista científica Communications Medicine ha hecho que pongamos especial atención a la hora en la que desayunamos y cenamos.

Al parecer, hacerlo tarde está relacionado con un envejecimiento más rápido y una menor supervivencia a largo plazo. Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Manchester siguieron durante más de tres décadas a casi 3.000 adultos y analizaron cómo el paso del tiempo modifica los horarios de las comidas.

Por qué las personas que desayunan y cenan tarde pueden morir antes

La investigación se basó en datos del Estudio Longitudinal de la Universidad de Manchester sobre Cognición en el Envejecimiento Normal y Saludable, que entre 1983 y 2017 recopiló información detallada sobre los horarios de desayuno, comida y cena de 2.945 adultos de entre 42 y 94 años

A lo largo de los años, los científicos observaron que las personas tendían a desayunar y cenar cada vez más tarde, lo que desplazaba el punto medio de la ingesta diaria y reducía la ventana total de alimentación.

Curiosamente, el almuerzo se mantuvo estable, probablemente por su peso cultural como comida central del día en Reino Unido.

En todo caso, el patrón no era sólo una cuestión de costumbre. Al cruzar los datos con indicadores de salud, los investigadores hallaron que quienes tenían más problemas físicos o psicológicos tendían a retrasar la primera comida del día.

La fatiga, la ansiedad, la depresión o dificultades para masticar se asociaron con un desayuno más tardío. Además, las personas con varias enfermedades crónicas a la vez (la llamada multimorbilidad) eran las que más aplazaban esta primera ingesta.

La genética influye en los horarios de nuestras comidas, según la ciencia

En un subgrupo de más de mil participantes se analizaron perfiles genéticos para estudiar el cronotipo. Es decir, la tendencia a ser más diurno o nocturno.

Las personas con predisposición genética a un cronotipo vespertino tendían a comer más tarde en todas las comidas, además de tener ventanas diarias de alimentación más cortas.

En cambio, los genes vinculados a la obesidad no mostraron relación directa con la hora de las comidas, aunque sí con la duración de esa ventana alimentaria.

Al estudiar la evolución de los horarios, los científicos distinguieron dos trayectorias principales: quienes mantenían patrones adelantados y quienes los retrasaban progresivamente.

Diez años después del inicio del seguimiento, la supervivencia era del 89,5% en el grupo que comía temprano, frente al 86,7 % en el que lo hacía tarde. Es decir, quienes desayunan más tarde pueden morir antes.

Por qué la hora del desayuno influye en nuestra salud y en el envejecimiento

Hay varias hipótesis sobre por qué la hora en la que comemos influye en nuestro envejecimiento. Un desayuno tardío podría reflejar problemas de salud subyacentes, como pérdida de apetito o dificultades físicas.

Por otra parte, provoca un desajuste entre los ritmos internos del organismo y los externos, lo que se conoce como desincronización circadiana. Retrasar la primera comida acorta la ventana de alimentación y puede reducir la calidad nutricional de la dieta diaria, lo que afecta a la energía y al metabolismo.

Es cierto que el estudio no ha demostrado una causalidad, pero sí ha dejado clara la importancia de un desayuno saludable y por qué debemos empezar a vigilar nuestros horarios.

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