Niños y mayores: cómo actuar rápido ante un golpe de calor
Recomiendan trasladar al afectado a un lugar fresco, quitarle la ropa innecesaria, hidratarlo si está consciente


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Con la llegada de la primera ola de calor del año en España, expertos del Hospital Universitario Gregorio Marañón alertan sobre los riesgos del golpe de calor, una condición grave que puede ser mortal si no se detecta y trata a tiempo. El aumento excesivo de la temperatura corporal por exposición prolongada a altas temperaturas puede tener consecuencias fatales, especialmente en grupos vulnerables como niños, ancianos y trabajadores que desempeñan su labor al aire libre.
El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo pierde su capacidad de autorregular la temperatura interna. «El organismo no consigue enfriarse por sí solo», explica la doctora Ana Tapias, del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Gregorio Marañón. Entre los síntomas de alerta en adultos figuran la confusión, visión borrosa, mareos, náuseas, fiebre alta, piel seca (cuando debería estar húmeda por la sudoración) y debilidad extrema.
Ante estos signos, los especialistas recomiendan actuar con rapidez: trasladar al afectado a un lugar fresco, quitarle la ropa innecesaria, hidratarlo si está consciente y aplicar paños húmedos en cuello, cara, nuca y tórax. En caso de pérdida de conciencia, es fundamental colocarlo en posición lateral de seguridad y llamar al 112 de inmediato.
Vulnerabilidad en niños y lactantes
Los niños y bebés son especialmente sensibles al calor extremo. La pediatra María García de Oteyza, del servicio de Urgencias del hospital, señala que los síntomas en menores incluyen fiebre alta (más de 40 ºC), vómitos, mareos, dolor de cabeza, irritabilidad, taquicardia y, en casos graves, pérdida de conciencia.
«Hay que colocar al niño en un lugar fresco, retirar la ropa ajustada, aplicar compresas frías, y evitar sumergirlo en agua helada o usar friegas con alcohol. Si está consciente, debe beber agua o suero oral», detalla García de Oteyza. También advierte sobre el riesgo, que se repite cada verano, de dejar a los niños solos dentro de coches, aunque estén a la sombra o con las ventanas bajadas.
En lactantes, los síntomas pueden ser más sutiles: fiebre, irritabilidad, rechazo del alimento y taquicardia. Clara Ferrero, pediatra de urgencias del mismo centro, aconseja mantener una hidratación constante con lactancia materna o biberón, y proteger siempre al bebé del sol. «Nunca debe aplicarse alcohol ni agua helada, y ante cualquier síntoma se debe acudir de inmediato a urgencias», recalca.
Atención también a mayores y personas con patologías
Las personas mayores o con enfermedades crónicas, como dolencias cardiovasculares, renales o diabetes, tienen una menor percepción de la sed y una capacidad limitada para autorregular la temperatura. La doctora Karina Rodríguez, también del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, incide en la necesidad de vigilancia continua en estos grupos de riesgo.
Prevención: la mejor protección
Los especialistas coinciden en que la mejor forma de evitar el golpe de calor es la prevención. Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, vestir ropa ligera y clara, proteger la cabeza con gorro o sombrero, y mantener una hidratación constante —aunque no se tenga sed— son medidas clave. En menores, se deben limitar las actividades físicas intensas y aplicar protección solar de forma regular.
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