Golpe de Calor: prevención, reconocimiento y manejo

Los grupos de mayor riesgo incluyen ancianos, niños, atletas, y personas con enfermedades crónicas o que trabajan en ambientes calurosos

golpe de calor
Un trabajador atiende a un compañero por un golpe de calor.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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El golpe de calor es una emergencia médica potencialmente mortal que ocurre cuando el cuerpo no puede disipar el calor de manera efectiva, lo que resulta en una elevación extrema de la temperatura corporal. Así, las estrategias preventivas para evitar el golpe de calor y las medidas que deben tomarse en caso de que ocurra, deben ser tomadas en cuenta y actuar lo más rápido posible. Por otra parte, hay que estar atentos a las manifestaciones clínicas, los mecanismos fisiopatológicos y las recomendaciones para el tratamiento inmediato y hospitalario.

En los últimos años, los golpes de calor se están acentuando en nuestro país de manera importante. Por ello, hay que tener en cuenta que es una condición crítica que se caracteriza por una temperatura corporal central mayor a 40 °C (104 °F), acompañada de disfunción del sistema nervioso central, que puede incluir delirio, convulsiones o coma. Esta condición puede ser fatal si no se maneja rápidamente. Los grupos de mayor riesgo incluyen ancianos, niños, atletas, y personas con enfermedades crónicas o que trabajan en ambientes calurosos.

Y es que, el golpe de calor es una emergencia médica prevenible que requiere una intervención rápida y efectiva. La educación sobre los factores de riesgo y las estrategias preventivas es esencial para reducir la incidencia de esta condición. El reconocimiento temprano y el manejo adecuado pueden disminuir significativamente la morbilidad y mortalidad asociadas. Es imperativo que tanto la población general estén bien informados y preparados para actuar frente a este grave riesgo.

En cuanto a los mecanismos fisiopatológicos, el golpe de calor puede dividirse en dos tipos principales:

Golpe de calor clásico (no asociado al ejercicio): Ocurre generalmente durante olas de calor, afectando a poblaciones vulnerables como ancianos, niños y personas con enfermedades crónicas.

Golpe de calor inducido por el ejercicio: Se presenta en personas jóvenes y sanas que realizan actividad física intensa en ambientes cálidos y húmedos.

El cuerpo humano disipa el calor principalmente a través de la sudoración y la vasodilatación cutánea. Sin embargo, en condiciones de alta temperatura y humedad, o durante la actividad física intensa, estos mecanismos pueden ser insuficientes, llevando a una acumulación de calor que el cuerpo no puede manejar, resultando en el golpe de calor.

Prevención del Golpe de Calor

La prevención es la medida más efectiva contra el golpe de calor y puede lograrse mediante las siguientes estrategias:

Hidratación adecuada: Consumir líquidos regularmente, incluso si no se tiene sed. Es recomendable evitar bebidas alcohólicas y con cafeína, ya que pueden promover la deshidratación.

Ropa adecuada: Vestir ropa ligera, de colores claros y que permita la transpiración. En ambientes soleados, utilizar sombreros y protector solar.

Evitar las horas de mayor calor: Limitar la exposición al sol y evitar la actividad física intensa durante las horas más calurosas del día (entre las 11 a.m. y 4 p.m.).

Acondicionamiento físico progresivo: Para los atletas y personas que realizan trabajos pesados, es importante aclimatarse al calor gradualmente.

Ambientes frescos: Permanecer en áreas con aire acondicionado durante las olas de calor y utilizar ventiladores o baños fríos para bajar la temperatura corporal.

Educación y sensibilización: Es fundamental educar a la población sobre los riesgos del golpe de calor y las medidas preventivas, especialmente en comunidades vulnerables.

En cuanto al reconocimiento de los signos y síntomas se encuentra el reconocimiento temprano de los signos y síntomas del golpe de calor es crucial para su manejo eficaz. Estos incluyen:

  • Temperatura corporal elevada (≥40°C).
  • Piel caliente y seca (puede estar húmeda en el caso de golpe de calor inducido por ejercicio).
  • Confusión, agitación, convulsiones, coma.
  • Náuseas y vómitos.
  • Frecuencia cardíaca rápida.
  • Dolor de cabeza, mareos o desmayo.
  • Manejo Inmediato del Golpe de Calor
  • Ante la sospecha de un golpe de calor, las acciones inmediatas deben centrarse en reducir la temperatura corporal del afectado:

Retirar a la persona del ambiente caluroso: Colocarla en un lugar fresco, a la sombra o en un ambiente con aire acondicionado.

Enfriamiento rápido: Aplicar medidas de enfriamiento como:

    • Sumergir al paciente en agua fría o aplicar compresas frías en axilas, cuello, ingle y cabeza.
    • Rociar el cuerpo con agua y usar ventiladores para promover la evaporación.
    • En ambientes controlados, considerar el uso de técnicas de enfriamiento como la inmersión en agua helada o la aplicación de hielo en el cuerpo.

Hidratación: Si la persona está consciente y puede tragar, ofrecer agua fresca en pequeños sorbos. Evitar bebidas azucaradas o con cafeína.

Monitoreo constante: Observar los signos vitales y el estado de conciencia del paciente. Si la temperatura no desciende rápidamente o si los síntomas empeoran, es crucial trasladar al paciente a un servicio de emergencias lo más rápido posible.

Tratamiento Hospitalario

El tratamiento del golpe de calor en un entorno hospitalario puede incluir:

  1. Enfriamiento avanzado: Continuar con técnicas de enfriamiento externo y considerar métodos invasivos como la administración de soluciones frías por vía intravenosa.
  2. Monitorización intensiva: Evaluar y manejar posibles complicaciones como fallo multiorgánico, rabdomiólisis, coagulopatía, y daño cerebral.
  3. Soporte vital: Si es necesario, se debe administrar soporte cardiovascular.
  4. Tratamiento de las complicaciones: Manejar los desequilibrios electrolíticos, la insuficiencia renal aguda, o las alteraciones metabólicas asociadas.

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