Vicente Gil: «¿Broncano o Pablo Motos? La última guerra de Sánchez para tapar a Begoña Gómez»

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España está en Guerra Civil. Así nos quiere Sánchez. Enfrentados permanentemente por cualquier cosa. La última guerra civil que ha promovido para distraer la atención de la corrupción que acecha su casa y su Gobierno es a cuenta de la «importantísima» cuestión nacional -con la que está cayendo en este país- de Broncano o Pablo Motos.

El asunto no es baladí y sí muy sintomático. El millonario fichaje de Broncano en TVE fue un capricho/orden personal del presidente del Gobierno para contrarrestar el éxito de audiencia de un programa crítico con él como El Hormiguero en Antena 3. El narcisismo de Sánchez no soportaba que el 20% de audiencia se riera de él cada noche. Demasiado para su ego enfermizo.

La cuestión tiene toda la carga e intención ideológica, aparte de un enorme coste económico para todos, diga lo que diga Broncano mintiendo. Porque los 28 millones de TVE para hacer su programa durante dos años salen de nuestros impuestos y se me ocurren (diga lo diga Broncano mintiendo) mil cosas mejores que podrían hacerse con ellos en beneficio de todos o de algunos colectivos abandonados por el Gobierno y no sólo en beneficio de la propaganda de Sánchez, que es lo que se pretende.

La permanente guerra civil por cualquier cosa es el proyecto de fractura y distracción continua que inició Zapatero rememorando la República y el Frente Popular que, al final, hoy nos gobierna con sectarismo infinito. El sanchismo ha conseguido exacerbar un sentimiento histórico muy nuestro, el de las dos Españas, que la Transición había logrado enterrar porque sus protagonistas quisieron enterrarlo.

Se trata de crear dos bandos siempre y hacer una batalla, cada día, de cada cosa, olvidando rápido la polémica del día anterior para que todo nos parezca normal y, al final, todo nos dé igual y perdamos el sentido de lo que es realmente importante y trascendente y lo que no. La trivialización de todo forma parte de esa estrategia de propaganda y estupidización del personal.

En esto, Broncano, se lo reconozco, es un genio. Sabe hacerlo. Su programa es la vaciedad más absoluta y la zafiedad también más absoluta, incluido un lenguaje cargado de tacos y expresiones malsonantes en una televisión pública. Pero así nos quieren. Riéndonos de la nada porque el humor inteligente es más difícil de crear y requiere cierta elaboración intelectual.

Los de Broncano presumen de su buena audiencia entre los 13 y los 24 años. De esto se trata. ¿Lo entienden? Y, de paso, de darle un cañazo de audiencia a El Intermedio de Wyoming en La Sexta porque Sánchez lo que quiere ya es su propia tele y la está preparando con el Grupo Prisa, Contreras, Fran Llorente y José Pablo López, que fue quien llevó a Broncano a TVE por orden de Moncloa.

En esta guerra civil permanente por cualquier cosa, por supuesto, los que no están con Su Sanchidad y la propaganda oficial de izquierdas repetida por pseudomedios como El País (que hoy nos ha contado el bulo de que la inflación de los alimentos bajaba cuando en realidad frenaba su ascenso, que es distinto) son tachados, por supuesto, de ultraderecha, franquistas, fascistas, machistas, xenófobos, homófobos, racistas o cualquiera de las numerosas palabras vacías que la izquierda inventa, eso sí, cargadas de veneno político para dividir.

Fracturar y dividir España junto a los separatistas y golpistas catalanes despertando los peores instintos cargados del odio innato de socialistas, comunistas y anarquistas fue lo que llevó a la destrucción de la II República desde el minuto 1 y a una guerra civil para que España no terminara siendo un satélite comunista de la URSS, que es lo que quería el PSOE. Aquel PSOE que convirtió la República en un régimen criminal de izquierdas contra media España y provocó una guerra es el mismo PSOE de hoy, tras la refundación de un ignorante y sectario, con cara engañosa de bobo, como Zapatero.

El socialismo se construye sobre la pobreza y la ignorancia. Necesita ciudadanos abobados. Pan y circo. Broncano va a cumplir esa misión en TVE perfectamente.

El socialismo necesita ciudadanos incultos y, por tanto, necesariamente, además, subvencionados, pero, eso sí, adoctrinados desde la escuela y carcomidos por los medios de comunicación al servicio del poder. El socialismo necesita ciudadanos que no sepan de nada ni tengan la más mínima capacidad crítica ni sentido del humor inteligente pero que dependan del Estado.

Así compra el socialismo los votos. Eso fueron los ERE de Andalucía, por ejemplo, y, por eso, estuvieron 40 años en el poder. Pura corrupción, pese a Pumpido. Felipe González lo intentó también. Duró 13 años. Es a lo que aspira ahora Sánchez. A superar la marca de González. La corrupción que acompaña a este sistema le da igual porque es un amoral. Su propia mujer es la expresión perfecta: Begoña Gómez se puso a captar fondos públicos sin pudor en cuanto puso un pie en la Moncloa.

Mientras tanto, por supuesto, con el dinero de los impuestos que aportamos los que sí trabajamos de verdad, ellos compran votos y voluntades a base de subvenciones y bonos que venden como medidas «sociales y progresistas». Como ese bono joven que se inventaron antes de las elecciones justo para los que cumplían 18 años e iban a votar por primera vez. Qué casualidad. O esos 40 millones de euros que anuncia hoy Sánchez a modo de subvención para que usted pueda comprar una bicicleta. Saben que hablan para idiotas capaces de entregar su voto por una bicicleta gratis. O al menos, ellos lo piensan, que es lo peor. Así de pobres somos realmente. Y así de borregos.

Esta forma de entender que el dinero y los medios públicos son suyos es lo que les ha llevado a contratar a Broncano por 28 millones de euros en la televisión pública (que dirige una militante socialista) con la finalidad de intentar competir con un programa de una televisión privada. Esto, en sí mismo, ya es impresentable en una democracia europea.

Es puro chavismo televisivo, pero forma parte también de un plan de control de los medios públicos y privados para la desinformación general y el adoctrinamiento político que no disimulan porque, a diferencia del PP, el socialismo no tiene complejos. ¿Se acuerdan de aquello de «salimos más fuertes» tras la pandemia en todas las portadas y medios del país, salvo honrosas excepciones como OKDIARIO? Pues eso. El poder siempre busca callar a la prensa regándola de dinero. Unos resisten y otros no.

Miren. Me cuentan que Sánchez está empeñado en renovar, cuanto antes, RTVE, aunque tiene la prioridad puesta, por supuesto, en la pasta, las grandes empresas del Ibex y la energía o las telecomunicaciones. O sea, la CNMV y la CNMC. A Concepción Cascajosa, presidenta provisional socialista de RTVE, la eligieron por seis meses. Parte del Consejo de Administración ha de ser sustituido. Particularmente, le toca a tres consejeros del PP que tienen que abandonar el puesto porque -no se lo pierdan- les tocó en un sorteo. Se lo prometo.

Cuando decimos «renovar» en el caso de Sánchez ya sabemos de qué hablamos: imponer, asaltar, okupar, etc, etc. Como el exministro moroso, José Luis Escrivá, hoy comisario político del PSOE en el Banco de España. El caso es que hay conversaciones con el PP para renovar TVE. También con el sector de la televisión, que ha recordado a Sánchez los 100 millones de euros prometidos que el presidente puso como un caramelito a los medios antes del verano desde la tribuna del Congreso.

Broncano o Pablo Motos. Es la última guerra civil del sanchismo para tenernos bien distraídos… pero de verdad. Las primeras «bromas» de Broncano en TVE han sido, por supuesto, sobre el PP y Bárcenas. Broncano disimulará con alguna sobre Sánchez (él dice, mintiendo, que no le ha colocado el presidente y hace chistes con ello) pero dudo que Broncano se ensañe, por ejemplo, con la corrupción de Begoña Gómez o de los ERE, que son más actuales.

Por supuesto, si a usted le gusta más El Hormiguero de Antena 3 que Broncano es usted un facha y un machista. Irene Montero se gastó un millón de euros, tal cual, como si fueran suyos, en montarle desde el ministerio de Igualdad a Pablo Motos una campaña personal de difamación asegurando, poco menos, que era un acosador y un obseso sexual.

Eso sí. Por supuesto. Si Broncano pregunta a Najwa Nimri, directa e insistentemente, en una televisión pública que pagamos todos, cuántas veces «ha follado» (tal cual) o se «ha masturbado» (tal cual) pues eso es «progresismo» porque lo hace Broncano, que es de los suyos y que es el titiritero preferido del poder pero cobrando de todos nosotros. Que no les engañen. Imaginen lo que pasaría si Pablo Motos o cualquier otro se dedicara a preguntar a sus invitadas cuánto ha follado en un mes.

Esa pregunta, tal cual expresada, es un clásico de Broncano y uno de los grandes alicientes, al parecer, de su programa. Este es el nivel en el que nos quiere el socialismo y su Amado Líder, Kin Jon-Pedro. Esto es también la Pedrocracia. Un país cada vez más degradado económica, social y culturalmente para terminar siendo un país degradado moralmente donde poder gobernar con golpistas y terroristas sin que pase nada ni a nadie le importe, mientras nos reímos con la nada más absoluta que significa Broncano. Porque el encargo de este presentador millonario, pero socialista, como Wyoming, es hacer un programa que sea el fiel reflejo de la España que Sánchez quiere construir a su medida desde su inmoralidad manifiesta y su laboratorio social de la Moncloa.

40 años de leyes socialistas en las escuelas han hecho el resto para que haya gente de todas las edades que vea masivamente a Broncano y se ría. Y, así, poder seguir sacando los votos de millones de borregos que se dejan comprar por una mera bicicleta, mientras quien se ríe de verdad, pero de nosotros, es Sánchez.

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