En català, per collons

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Un consejero de un distrito barcelonés, Guillem Roma, que milita en uno de los partidos que sostienen a Pedro Sánchez, ERC tocó hace unos días el pito en la red social X y provocó que un buen número de pirados separatistas intentaran hundir una heladería del barrio de Gracia, que estos días celebra su fiesta mayor. La excusa para provocar el linchamiento fue que su pareja se dirigió en catalán a uno de los trabajadores del local, y que éste – según su versión – le increpó, reprochándole que le hablara en catalán porque «tamos en el Reino de España».

Acusó al local de catalanofobia, pidió denunciar «estas malas actitudes contra el catalán» y etiquetó para que se dieran por enterados de la campañita supremacista a Òmnium Cultural, Plataforma per la Llengua, ERC, Junts, Comunes y al PSC. Por supuesto, puso una fotografía de la fachada del local y la difundió. Marcó bien el objetivo, para que no hubiera dudas.

De entrada, podríamos pensar cómo tuvo que tratar la pareja del fanático al trabajador del local. Porque algunos podemos cuestionar el nivel de educación de estos radicales de la lengua que van buscando establecimientos a los que denunciar por no atender en catalán. Viniendo de un consejero de ERC que ha señalado en redes al local poniendo la foto, no me creo su versión. Más bien me imagino a un trabajador de una heladería en un barrio tan transitado en verano como Gracia, intentando atender como puede a la clientela, y que le vino un activista del catalán a tocarle las narices. Me puedo equivocar, pero como esto sigue siendo España, y de momento sigue siendo un país libre, creo que es así. Credibilidad cero para esta banda de fanáticos.

Y menos aún con lo que vino después. Tras la acción del justiciero Roma, la versión catalana y separatista de Charles Bronson, una bandada de radicales deseosos de sangre hispanohablante machacó al local, no solo en redes, también en las reseñas para intentar hundirlo económicamente. Y, por supuesto, más justicieros decidieron aplicar la Ley de Lynch lingüística y llenaron la fachada de la heladería con pintadas insultantes y propaganda separatista. Guillem Roma ya puede estar orgulloso de su señalamiento: los suyos actuaron rápidamente. De hecho, contó con la ayuda inestimable del ex diputado de la CUP Antonio Baños que difundió este mensaje: «Este local es nuestro enemigo. Hasta que cierre». Por supuesto, incluyó la foto de la heladería.

Esta es la Cataluña de la «concordia» y del «buen rollo» que pregona Salvador Illa. Porque este tipo de señalamientos es cada día más habitual. Recordemos como casos emblemáticos los ataques a los locales de las cadenas Sabor a España y Pepco, por rotular o difundir publicidad en español. O los diversos ataques y señalamientos a bares, pizzerías, peluquerías o restaurantes. Las campañas que señalan en redes para intentar hundir la reputación del negocio, que a veces van acompañadas de ataques vandálicos contra los locales, se están extendiendo por todo el territorio catalán ante la total complicidad del PSC.

No olvidemos que Illa ha hecho suya la política lingüística del separatismo, y ha creado la primera consejería dedicada a este fin. Y ha puesto al frente a un radical cercano a ERC. De ahí que en Cataluña se vandalicen heladerías y se insulte a jóvenes actrices sudamericanas que denuncian el supremacismo lingüístico que sufren por parte de los ‘patriotas’ del catalán. Los derechos civiles están en peligro en Cataluña, gracias a los herederos de Alabama años 50 y Nuremberg años 30 que ahora intentan implantar el «en català per collons».

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