España dejó de funcionar

España dejó de funcionar
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La culpa no es de los maestros, ni de los médicos, enfermeras, bomberos, policías, militares… o al menos no de todos nosotros. Pero España ya no funciona porque casi todos hemos dejado de funcionar. La primera vez que oímos a los damnificados por la dana de Valencia decir aquello de «sólo el pueblo salva al pueblo», o cuando escuchamos el estremecedor relato de Santiago Posteguillo en el Senado, narrando como vivió en primera persona, en Paiporta, el abandono de los primeros días; nos parecía un relato de ciencia ficción. Pero fue la realidad de lo que aconteció, los valencianos se pasaron muchos días sin recibir ayuda y nada empezó a hacerse hasta que se organizaron entre ellos y comenzaron a recibir la solidaria colaboración de los voluntarios que fueron a ayudarles.

En un primer momento, muchos creímos que se trataba de la venganza de un psicópata que no tenía reparos en hacer tanto daño a los valencianos para así perjudicar al Gobierno de Mazón. Pero ahora comprobamos de nuevo como se está repitiendo la misma historia con los incendios forestales que arrasan el noroeste de España. Infinidad de aldeas abandonadas en las que los vecinos, viendo que no van a recibir ayuda, han decidido organizarse entre ellos para hacer frente al fuego con sus escasos medios después de comprobar como aquellos que, haciendo caso a las autoridades, abandonaban sus hogares, se habían quedado sin nada.

Y entonces echamos la vista atrás y nos acordamos de que, antes del coronavirus, teníamos un sistema sanitario del que presumíamos y poníamos como modelo ante el resto del mundo y, de la noche a la mañana, nuestra idea se derrumbó como un castillo de naipes al ver que nos convertíamos en el récord mundial en muertos por habitantes y líderes mundiales en sanitarios infectados por el virus, y comprobamos como todos esos grandes profesionales de los que antes presumíamos, estaban mucho más desbordados que sus colegas de otros países.

Y al mismo tiempo observamos como esas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que eran nuestro orgullo comenzaron a dedicarse a multar a las señoras mayores que llevaban la mascarilla por debajo de la nariz, a tirar la puerta abajo de los hogares en los que suponían que se habían reunido tres amigos y a apalear a los manifestantes contra el despótico Gobierno que los dirige.

La educación pública ya hacía tiempo que habíamos visto como se había ido al güano cuando los antes abnegados maestros tiraron la toalla y se rindieron ante unos equipos directivos que, para medrar, sólo se preocupan de la emergencia climática, la ideología de género y el adoctrinamiento woke; de forma que todo el que puede, paga a sus hijos una educación privada para intentar que no se conviertan en unos analfabetos funcionales.

España perdona la corrupción de sus políticos y sigue dando un 30% de estimación de voto a un tipo que tiene a su mujer y a su hermano imputados por cinco delitos cada uno, a sus dos manos derechas sucesivas y su fiscal general también imputados. Parece que nunca pasa nada, pero claro que pasa. La corrupción es un virus que, poco a poco, se extiende por todo el organismo. Los corruptos enchufan a incapaces al frente de todas las instituciones, y estos a su vez van enchufando a otros inútiles donde pueden.

La mujer del corrupto, de directora; la amiga de la mujer del corrupto, de jefa; la amante del corrupto, de administrativa… hasta que los trenes se paran, los bomberos no llegan, los médicos no curan, los soldados siguen en sus cuarteles cuando se les necesita, los policías no evitan los delitos y los maestros se aburren de no lograr enseñar nada. Sólo los que se encargan de recaudar cada vez más impuestos para sostener tanta corrupción cuentan con todos los medios para hacer bien su trabajo.

Dicen que para impulsarte hay que tocar fondo. Quizá viendo al mundo rural luchar contra el fuego con sus manos, a los valencianos quitar el barro sin ayuda y a los pasajeros del tren andando abandonados por las vías, los españoles reaccionen echando a un presidente del Gobierno que con su corrupción ha hecho que España deje de funcionar.

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