Los silencios del Rey
Los discursos del Rey sirven o deberían servir como retrato del momento que, en todos los ámbitos, incluido, por supuesto, el político atraviesa España. El diagnóstico que cabe extraer de las palabras del monarca es que vivimos tiempos convulsos y que urge recuperar el diálogo y la convivencia que marcó el comienzo de nuestra democracia.
Ocurre que quien amenaza a la democracia es el Gobierno y sus socios. Apelar a la tolerancia, el respeto a las ideas de todos y a la ética en la gestión pública es una forma recurrente de reivindicar los valores de la Constitución de 1978, pero resulta obvio que el escaso margen de maniobra del Rey para entrar en el fondo de la situación política española se ha traducido en un discurso retórico trufado de lugares comunes en el que ha planeado sobre los escándalos que acechan al partido del Gobierno.
En este mensaje navideño se nota mucho -demasiado- que no ha podido decir todo lo que le hubiera gustado en función de la crítica situación que atraviesa España. Los intentos del sanchismo de acabar con el régimen del 78 siguen vigentes y la corrupción es sistémica. Sin embargo, el Rey se limita otra vez a apelar a la Constitución sin advertir que está siendo amenazada y la corrupción la despacha sin citarla recurriendo al recurso de que nuestros políticos deben guiarse con criterios de ejemplaridad.
Demasiado poco, Majestad. Resulta evidente que el Rey ha pasado de puntillas como si esta vez le hubieran maniatado en exceso. Una cosa es la mesura y la prudencia y otra, bien distinta, obviar el crítico momento político que vive España. Este no es el discurso que se corresponde con la gravísima situación que atraviesa nuestra democracia.
Y entendiendo que el Rey está obligado a un ejercicio de contención y de mesura, se ha contenido o le han contenido tanto que su mensaje ha resultado decepcionante. Lo que añade aún más gravedad si cabe a este momento crítico de nuestra democracia. Porque sería tremendo que el sanchismo hubiera conminado al jefe del Estado a guardar silencio