De vergüenza ajena

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El divo se ha ido de viaje privado, pagado con fondos públicos, a hacer una gira turística por California. Con la “disculpa” de visitar a “grandes inversores norteamericanos” se ha dado un garbeo por algunas emisoras de segunda categoría cuyas entrevistadoras le han magreado por “guapo”, ha visitado los Estudios de Walt Disney (la ilusión de toda su vida), ha dado algunas entrevistas a medios de tercera división, ha lanzado insultos e invectivas contra la oposición, se ha calificado a sí mismo como un “hombre de palabra”, ha “defendido” el español allá donde ni falta que hace (en California todo el mundo lo habla y se fomenta su estudio en las escuelas), ha anunciado que “España será el Hollywood de Europa” (creo que aspira a que le contraten como cara bonita en alguna telenovela) y se ha vuelto a España con las manos vacías y el ego lleno.

Bueno, eso de “con las manos vacías” es un decir, porque las llevaba llenas de dinero público con el que ha organizado su viaje y el de ese séquito de aduladores que le acompañaban por las calles y plazas de EEUU en su particular desfile de la victoria.  Supongo que el nuevo goebbels de bolsillo que ha sustituido a Iván Redondo en el equipo de parafernalia y fuegos artificiales de La Moncloa habrá organizado esas fotos en las calles de EEUU en las que se le ve desfilar  rodeado de hombres (y una solitaria y solícita mujer)  para intentar que se borren de nuestra retina aquellos veintinueve segundos  en los que se  veía  al guapo persiguiendo a  Biden por los pasillos de la cumbre de la OTAN. Pero, como tengo escrito en “La demolición. La gran traición de Sánchez a la democracia”, con Sánchez todo lo que puede empeorar, empeora. Y con esta gira norteamericana Sánchez ya ha conseguido superar la vergüenza que nos hizo sentir con aquel bochornoso episodio en el que se le veía corriendo tras Biden mientras éste ni siquiera sabía quién era el tipo que le importunaba.

Nunca sabremos cuánto, (será decretado secreto de Estado , como los viajes del Falcon) nos ha costado este viaje de recreo  de  Sánchez en tierras norteamericanas en el que no ha conseguido que le reciba ni un suplente del Gobierno de los Estados Unidos de América.  Lo que sí es seguro es que en cuanto llegue de regreso a España distraerá de las arcas públicas el dinero suficiente para su próximo viaje, esta vez a África y en compañía de su esposa que le ayudará a repartir  los “abalorios”, eso es, los millones que el Gobierno presidido por su sanchidad ha aprobado destinar para fomentar “el cine africano”.

Llevo unos días preguntándome si no es un tipo de prevaricación pagarse unas vacaciones solo para demostrar que puede hacerlo. Me pregunto si no es un tipo de prevaricación destinar el dinero público a organizar un viaje cuya única rentabilidad es la personal, la del tipo que proclama en tierra extraña que le gustaría pasar a la historia por su gestión de la pandemia, algo que no se atrevería a decir en España donde sabe que pasará a la historia no solo por su pésima gestión sino por haber utilizado normas inconstitucionales para evitar el control democrático de sus actos.

Me pregunto si no es un tipo de prevaricación pronunciar esa soflama en una plaza en la que nadie le puede recordar que si no está aun sentado en el banquillo es porque la Fiscalía a su servicio ha impedido que prosperen los cientos de denuncias contra él y su gobierno por cómo gestionaron la pandemia, por no haber comprado y suministrado a los profesionales de la salud el material sanitario que necesitaban para proteger y protegerse, por haber provocado la mayor tasa de muertos y de contagios del mundo, por haber negado la existencia misma de la pandemia y no haber prevenido las grandes concentraciones sabiendo que podían ser causa de contagios y muertes, por no haber facilitado el uso de mascarillas, por haber mentido sobre su utilidad…

Me pregunto si no es un tipo de prevaricación destinar el dinero público a organizar un viaje al extranjero en el que dediques tus comparecencias públicas a insultar a la oposición del país de cuyo gobierno eres presidente.

No se si es posible aplicar a esta gira de despilfarro de dinero público que Sánchez ha protagonizado el tipo penal que define la prevaricación. Pero lo que si es seguro es que ha gastado nuestro dinero, el de todos los españoles, en realizar un viaje suyo saldo es el ridículo más espantoso en lo personal (ya se que a él le resbala , es lo que tiene la personalidad psicopática, la ausencia total de empatía) y la humillación política al gobierno de España, ignorado y despreciado en su persona por las autoridades norteamericanas.

En fin, que Sánchez pudre todo lo que toca. Pero como paga bien a sus aduladores estoy esperando su entrada triunfal en La Moncloa. ¿Quién dirigirá los aplausos en esta ocasión? Mejor reírse… porque para llorar tenemos tiempo.

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