Qué sería Pedro Sánchez sin Francisco Franco
Ya sólo les queda eso: agitar el fantasma de la «extrema derecha» y volver a sacar a pasear a Francisco Franco, porque lo de los «bulos» -habida cuenta de que salen a mentira diaria- ya no les renta. Franco, tampoco, pero no tienen más en la recámara. Ahora resulta que el Ministerio de Memoria Democrática, encabezado por Ángel Víctor Torres -el que dice Aldama que pidió una mordida de 50.000 euros- ha presentado su nueva estructura. Y sorpresa: la actual Dirección General de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática se sustituye por dos nuevas direcciones generales, creando así un nuevo departamento. De esta forma, las funciones que se aglutinaban bajo un solo organismo se reparten ahora entre los dos nuevos, añadiendo una nueva función: la propuesta de medidas para la resignificación del Valle de los Caídos. Caramba con el juego que le están sacando al dictador: hasta direcciones generales duplicadas.
La resignificación del Valle de los Caídos estaba ya estaba prevista en la autodenominada Ley de Memoria Democrática, norma que fue aprobada en el Congreso y en el Senado en 2022. El Valle de los Caídos pasó a denominarse oficialmente Valle de Cuelgamuros en octubre de 2022 tras la aplicación de esta norma, aunque nadie le llame Cuelgamuros por mucho que el Gobierno se esfuerce en «resignificarlo» por la vía de ir creando direcciones generales. «Corresponde a la Dirección General de Promoción de la Memoria Democrática, además de las competencias que le encomienda el artículo 66 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, promover las actuaciones necesarias para la recuperación, salvaguarda, conocimiento y difusión de la memoria democrática», reza el real decreto, donde se incluyen medidas concretas como la gestión de subvenciones, el diseño del Plan Estatal de Memoria Democrática o la creación de un Centro de la Memoria Democrática. Franco vive. En realidad, aunque resulte de lo más cansino, es lo único que le queda a Pedro Sánchez.