Escrivá se queda solo: el barco capota

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Escrivá se queda solo: el barco capota

Es tal la vorágine informativa que la llegada de la canícula ha permitido a los medios pasar de puntillas sobre un hecho que no había ocurrido nunca en la historia administrativa y política de España: que a un ministro en ejercicio le presentan la dimisión sus dos principales secretarios de Estado. Es la primera vez ocurre, en efecto, pero puede que no sea la última en los próximos meses.

José Luis Escrivá fue cooptado por Mariano Rajoy en el 2014 como primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), y antes también desempeñó puestos de relevancia en los gobiernos de Aznar. Como siempre le ocurre al centroderecha cuando llega al poder se fía más de las apariencias que de la sustancia; héte aquí la sorpresa cuando en el Gobierno “radicalmente de izquierdas” –como lo definió el propio Sánchez- aparece Escrivá como titular de una cartera decisiva: ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Todo el mundo lo saludó con entusiasmo porque al frente de una cartera con tanto presupuesto para cuestiones claves (pensiones, política migratoria) se colocaba a un “técnico” sabio en cifras y dígitos. Ser ministro siempre se agradeció mucho por estos lares. La sorpresa no tardó en aparecer. Lejos de mimetizarse en su papel de “técnico”-algo parecido le ha ocurrido al otro mirlo blanco del Gobierno, Nadia Calviño- Escrivá adoptó el traje político sanchista, arrimado a los podemistas sin rubor y participando en actos partidarios.

No será este columnista el que niegue su derecho a significarse con unas siglas políticas determinadas. ¡Faltaría más! Escrito lo anterior, lo que interesa a este post es su gestión como “sabio”. Empezaré por la conclusión: un completo desastre. Una veleta a merced de todas las circunstancias, volteado por los vientos, sin estrategia clara, apoyándose en lo fácil: machacar a los autónomos e incapaz de hacer frente a la inmigración ilegal que empieza a ser un gran problema de seguridad nacional para este país.

La dimisión de sus más próximos colaboradores confirma el carajal en el que se ha convertido un departamento ministerial clave. La sostenibilidad de las pensiones –diez millones- no está garantizada (se pongan como quieran) y desde la Unión Europea alertan día sí y hora también sobre ese asunto capital. La inmigración está al socaire de lo que digan Rabat y Argel y respecto a la inclusión que suponen muchos millones para el contribuyente, es un asunto inédito y sin resolver con perspectivas de futuro.

Dicen que Feijòo tiene más pituitaria para cooptar altos cargos que sus antecesores Aznar y Rajoy. Veremos.

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