¿Cabe mayor inmundicia moral que financiar el homenaje a un genocida?
Ahora que al Gobierno se le llena la boca con la Memoria Democrática y la reparación de las víctimas de la Guerra Civil, la pregunta es obvia: ¿Financiando con 200.000 euros una exposición de UGT en homenaje al sanguinario Largo Caballero se repara la memoria de sus víctimas? ¿Es así como el Gobierno honra la memoria de quienes fueron víctimas de este genocida que dejó tras de sí un reguero de 22.000 muertos? El Ministerio de Presidencia y Memoria Democrática de Félix Bolaños va a pagar 200.000 euros al sindicato hermano, UGT, a través de su Fundación Largo Caballero, por una exposición que ensalza precisamente a este asesino que cometió cruentos crímenes al final de la Segunda República.
El conocido como Lenin español, hombre de confianza en España de otro genocida comunista, Joseph Stalin, aplicó de de forma inhumana los métodos de este, aunque se aplicó tanto en su purga que el propio dirigente de la URSS tuvo que pedirle «moderación». Que Stalin le pidiera moderación a Largo Caballero revela hasta qué punto llegó su grado de odio y maldad. Pues a este sanguinario va a rendirle homenaje el Gobierno socialcomunista financiando con dinero público una exposición. Frases como hay que aniquilar a la derecha, «sacrificando a la república si hiciera falta», retratan a un personaje funesto y cruel como pocos, pero como la Memoria Democrática del Gobierno es una manipulación histórica donde los verdugos de izquierda se convierten en héroes y en defensores del pueblo,
Largo Caballero tendrá su perverso tributo. Es una ignominia, una afrenta, una indignidad pavorosa que un genocida al que Stalin le tuvo que pedir «moderación» sea objeto de una exposición financiada con el dinero de todos los españoles, incluyendo el de las familias de los que fueron asesinados por este socialista con las manos manchadas de sangre. Sangre de miles de inocentes que a esta hora se estarán removiendo en sus tumbas.
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