OPINIÓN

La asistente de Begoña: no es magia, son tus impuestos

La asistente de Begoña: no es magia, son tus impuestos
Luis Balcarce

Este verano, mientras viajaba a hacerse la foto en los incendios, Pedro Sánchez siempre soltaba con estudiada impostura la misma frasecita: «El Estado somos todos». Cuando dice todos se refiere a que su familia se instale como una comuna hippie en La Mareta, la residencia presidencial convertida en resort familiar a cuenta del sufrido contribuyente.

El presidente no distingue entre lo público y lo privado cuando se trata de beneficiar a los suyos. Engordó las empresas de sus padres —lo destapó OKDIARIO— con más de 700.000 euros en ayudas COVID, enchufó a su hermano en la Diputación de Badajoz en 2017 y contrató como directora de Programas de Presidencia del Gobierno a Cristina Álvarez, para que ejerciera de secretaria personal de su mujer, a la que le regaló una cátedra en la Complutense pese a no tener la titulación requerida. Y es que para Sánchez el Estado es una cuenta corriente familiar a la que se puede echar mano cuando se trata de engrasar los negocios de los suyos. Al fin y al cabo, el dinero público para un socialista no es de nadie y, si no es de nadie, también es suyo, ¿no?

Álvarez, que cobraba religiosamente del Estado, se dedicaba a buscar patrocinadores para el chiringuito académico de la primera dama, mientras esta utilizaba desde el despacho presidencial hasta los jardines de la Moncloa para hacer streamings con sus financiadores. No lo hicieron sólo por ahorrar dinero, sino porque un correo enviado desde la Presidencia de la Moncloa pone firme a cualquier empresario de este país. Declinar la oferta podría acarrear graves represalias.

«Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la cátedra, aunque sea con una cantidad inferior. Dispuestos a colaborar con vosotros en lo que necesitéis», le escribió Cristina Álvarez a una directiva de Reale Seguros el 10 de noviembre de 2021. Cualquier empresario que sabe cómo funciona el sanchismo entiende perfectamente qué se escondía detrás de esas amables palabras.

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