Agricultura

Un agricultor gallego se expone a una multa de la Guardia Civil por no tener un baño portátil en su viñedo

viñedo, baño, Galicia
Recreación de un viñedo.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

España concentra un 13 % del viñedo mundial, con 924.000 hectáreas de superficie cultivada, según el informe presentado por la Interprofesional del Vino (OIVE) y elaborado por la consultora AFI. El vino supone además un 1,6 % del PIB nacional, con un valor añadido bruto de 22.300 millones de euros.

A pesar de este peso económico y social, hay zonas donde la regulación choca con la realidad del terreno. Es lo que ha pasado en Galicia, concretamente en O Ribeiro, donde un agricultor se enfrentó a una posible multa por no tener un baño portátil en una parcela de 500 metros cuadrados que se vendimia en apenas una hora. El incidente ha generado malestar en el sector y reabre el debate sobre la proporcionalidad de ciertas inspecciones.

La Guardia Civil exige un baño portátil en un viñedo de Galicia

La inspección se realizó un martes por la tarde, con las viñas en plena actividad. La Inspección de Trabajo se presentó en varias fincas de Beade (Ourense), acompañada por la Guardia Civil y drones.

En algunas zonas también se investiga a una empresa de servicios, pero lo que ha hecho saltar las alarmas es la exigencia de instalar un baño portátil en una finca de 500 metros.

Según recogió La Voz de Galicia, Carlos Basalo, portavoz de Unións Agrarias, lo explicó así: «A un paisano le dijeron que tenía que poner un baño portátil en un viñedo que se vendimia en una hora. Eso es impensable».

Para él, el problema no es que se hagan controles, sino la forma en que se llevan a cabo. «No nos quejamos de que hagan inspecciones, pero que no nos traten como delincuentes», añadió. La escena, con drones y agentes sobrevolando las viñas, fue descrita por muchos como un acoso.

Desde el sindicato recuerdan que muchas de estas fincas están trabajadas por familias, en campañas cortas, con ayuda de vecinos o allegados. Que se les exija el mismo nivel de infraestructura que a una bodega grande es, dicen, un despropósito. De hecho, ya han trasladado una queja formal al Ministerio de Trabajo.

¿Qué dice la ley sobre tener baños en el campo?

La normativa es clara, aunque su aplicación deja margen a interpretación. El Real Decreto 486/1997 establece que todo lugar de trabajo debe disponer de aseos adecuados y suficientes, incluyendo retretes, lavabos y, en algunos casos, duchas.

No distingue entre grandes y pequeñas parcelas, ni entre cultivos de secano o vendimias exprés. Lo que importa es si hay trabajadores allí, desempeñando tareas durante un tiempo determinado.

Si no hay instalaciones fijas, la ley se cumple con baños portátiles homologados. Se estima uno por cada 10 a 20 trabajadores, con accesibilidad para personas con movilidad reducida.

Pero la disyuntiva, en este caso, es evidente: cuando se trata de una finca familiar de 500 metros, donde trabajan dos o tres personas durante poco tiempo, ¿tiene sentido exigir lo mismo?

Unións Agrarias cree que no. Y no es la primera vez que lo denuncia. A principios de año, en Castilla-La Mancha, ya se intentó multar a olivareros por no tener aseos en sus parcelas. El sindicato reaccionó, elevó el asunto a la Junta y al Ministerio de Agricultura, y consiguió frenar las sanciones.

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