Lavapiés, el falso oasis multicultural que escupe odio contra Vox: «¡Fuera fascistas!»
Un paseo por la intolerancia: Vox, cercado por radicales en pleno Lavapiés: "¡Hijos de puta, fuera!"
El barrio madrileño de Lavapiés ha sido durante años presentado por la izquierda como un supuesto ejemplo de convivencia multicultural, diversidad y tolerancia. Pero la visita de la diputada de Vox Isabel Pérez Moñino y de una pequeña mesa informativa del partido ha vuelto a mostrar la otra cara del distrito: un espacio donde determinados grupos de vecinos reaccionan con agresividad, insultos y amenazas ante cualquier presencia que contradiga su hegemonía ideológica.
El reportaje grabado por OKDIARIO muestra sin filtros esa realidad que muchos vecinos conocen, pero pocos se atreven a denunciar. Desde el primer momento, el equipo de Vox y los periodistas se encontraron con un clima hostil. Algunos residentes no dudaron en recurrir a ataques personales y descalificaciones extremas. La escena se tornó especialmente tensa cuando varios individuos comenzaron a gritar «¡fachas de mierda!», «¡maricones racistas!», «¡fuera fascistas, de nuestros barrios!», o incluso «¡hijos de puta. que estáis engañando a la juventud!», mientras se acercaban de forma intimidatoria a la diputada y a los militantes.

El acoso no se limitó a gritos. Varios agresores intentaron impedir físicamente la presencia de la formación en el barrio, proclamando que en Lavapiés «aquí no» y que Vox debía marcharse porque «habéis venido a provocar». Se llegó incluso a proferir amenazas veladas contra inmigrantes que simpatizaban con el partido o que simplemente conversaban con los periodistas. Uno de ellos confesó que no podía mostrar su rostro porque, según dijo, en Lavapiés «te juzgan» y muchos tienen miedo de expresar opiniones contrarias al relato dominante.
Pese al clima irrespirable, hubo residentes que sí se acercaron a agradecer la presencia de Isabel Pérez Moñino y denunciar la degradación del barrio. Una vecina lamentó que Lavapiés estuviera «cada vez peor» y que muchos habitantes se sintieran desprotegidos ante la falta de control y el aumento del conflicto vecinal. Otro ciudadano, que aseguraba representar «al 50% del barrio», admitió que para algunos él era «un problema» simplemente por querer «ley y orden».