El secreto mejor guardado del Vaticano: el motivo real por el que los papas cambian de nombre

¿Cómo eligen los Papas su nuevo nombre y por qué no usan el suyo propio? La elección del nombre es la primera decisión que toma el nuevo Papa y una señal. Antiguamente, a los Papas se les conocía por su nombre de pila. El primero que cambió su nombre fue Juan II (533-535), que se despojó del nombre de Mercurio por sus raíces paganas. Sus padres le pusieron el nombre del Dios del Mar, hijo de Júpiter, en la mitología romana. Tras su elección, pensó que sería inapropiado que la Santa Sede tuviera un Sumo Pontífice en el cargo con el nombre de un dios pagano. Tomó su nombre papal del Papa Juan I, martirizado sólo siete años antes. No existen criterios oficiales, pero un Papa suele optar por honrar a un predecesor o a alguien a quien admira cuando escoge su nombre. Juan Pablo II decidió honrar a Pablo VI y Juan Pablo I, y Juan XXIII rindió homenaje a su padre.
Esta práctica de cambiar no se generalizó hasta siglos más tarde después de que Juan II lo hiciera por primera vez en el año 533. Durante más de 400 años, los sucesores de Juan II volvieron a utilizar sus nombres de nacimiento. Sin embargo, en diciembre de 983, Pietro Canepanova fue elegido Papa. Como no quería faltar al respeto ni compararse con San Pedro, el primer Papa, adoptó el nombre papal de Juan XIV. El sucesor de Juan XIV, Giovanni di Gallina Alba, conservó su nombre de nacimiento y se convirtió en Juan XV.
Tras el papado de Juan XV, los Papas recién elegidos empezaron a utilizar nombres pontificios con cierta regularidad. Generalmente, se tomaba un nombre regio cuando su nombre de nacimiento era claramente no romano, como un nombre germánico. Otras veces, un nuevo Papa elegía un nombre para honrar a un predecesor. Por ejemplo, San Juan Pablo II eligió su nombre en honor de Juan Pablo I, cuyo papado duró sólo 33 días.
El último Papa que conservó su nombre de nacimiento fue el Papa Marcelo II, nacido Marcello Cervini degli Spannochi, en 1555. Tras su papado, todos sus sucesores adoptaron un nuevo nombre papal. Sin embargo, hasta la elección del Papa Francisco, no hubo nuevos nombres papales desde el año 918. Los nombres simplemente se reutilizaban. El más popular ha sido Juan, utilizado más de 21 veces. Francisco es uno de los 44 papas que tienen un único nombre papal.
También puede elegir el nombre por dar una indicación del curso de su papado, como hizo Pío XII: indicó que continuaría la obra de Pío XI. No hay restricciones para elegir el nombre del Santo Padre. En cambio, es una costumbre no escrita que los Papas no escojan el nombre de Pedro, como ya hizo Pietro Canepanova. Generalmente, se considera una cuestión de juicio prudencial que los Papas no inviten a comparaciones entre ellos y el Papa que Cristo mismo eligió.
El Papa Benedicto XVI también eligió un nombre que reflejaba a líderes eclesiásticos anteriores a quienes esperaba emular. Uno fue el Papa Benedicto XV, que reinó durante la Primera Guerra Mundial y sirvió como voz a favor de la paz. El otro fue un monje del siglo V que buscó la soledad en el campo y trabajó para difundir el Evangelio por Europa. No era Papa, pero ofreció un ejemplo que Benedicto XVI esperaba seguir. Juan XXIII se convirtió en Papa en 1958. Según dijo entonces, era en honor a su padre y a otros Papas anteriores que comenzaron su reinado más tarde en su vida como él.
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