En la posguerra española eran un artículo casi de lujo: hoy sólo se las dan de comer a los animales
En la época de la posguerra española, comer bien era prácticamente un lujo. El café que se servía al despertar no llevaba café, el chocolate no llevaba cacao sino algo que se le parecía… Y lo mismo pasaba con un ingrediente que hoy casi nadie compra en los mercados, pero que en aquel entonces era sinónimo de lujo.
Este fruto no se comía tal cual, sino que había que cocinarlo y usar algo de ingenio, pero valía la pena por lo que alimentaba y por lo que suponía llevar algo caliente al estómago.
Este es el fruto que en la posguerra era un lujo y hoy es comida para animales
El fruto que se comía en la posguerra con gusto y que hoy sólo se da como alimento a los animales son las bellotas. Caen de las encinas cada otoño, llenan la dehesa y alimentan a los cerdos ibéricos, sobre todo en la montanera.
Para los animales (cerdos, ciervos, jabalíes, gamos y hasta algunas vacas) son prácticamente un manjar de temporada, y tienen todo lo que un animal necesita para llegar al invierno con reservas.
En el caso del cerdo ibérico, son clave. Se puede notar en el sabor del jamón. El cerdo se las come como vienen, aunque a veces, incluso él, pela la corteza para evitar los taninos. Pero lo que muchos españoles han olvidado (o prefieren no recordar) es que en la posguerra no sólo los animales las comían.
En aquella época, la bellota servía para hacer el llamado «turrón de pobre», que se preparaba con higo. Era sencillo: cogías un higo paso, lo abrías con cuidado y dentro metías una bellota dulce. Un dulce muy sabroso y simple. La bellota también se tostaba para hacer un «café» sin cafeína. Se pelaban, se tostaban al fuego y luego se molían.
Pero además se usaba para preparar gachas dulces o saladas, mezclándola con harina de trigo, por lo que su uso no se limitaba a un único plato. Se convirtió en uno de los ingredientes más versátiles que se podían aprovechar durante la posguerra. El ingenio era imprescindible, y la bellota ofrecía tantas posibilidades que facilitaba el día a día en la cocina.
Cuáles son los beneficios de comer bellota
La bellota tiene numerosos beneficios: aporta potasio, fósforo, calcio, vitaminas C y E. Contiene ácido oleico, como el aceite de oliva, que ayuda a mantener el colesterol a raya. Los taninos tienen propiedades antiinflamatorias y astringentes, buenas para el estómago y la garganta.
Además, contiene antioxidantes. Protegen las células, frenan el envejecimiento y ayudan a prevenir enfermedades. Comer bellotas no era sólo una solución de emergencia, sino que era más nutritivo de lo que muchos imaginan.
Hoy en día, las bellotas siguen siendo comestibles, pero necesitan un tratamiento previo para eliminar su amargor. No se pueden tomar crudas tal cual, ya que su alto contenido en taninos puede provocar molestias digestivas.
Por eso, lo habitual es cocerlas o tostarlas, y algunas personas las aromatizan con anís, canela o miel para suavizar su sabor. También se pueden secar y moler para obtener una harina sin gluten, utilizada en la elaboración de panes, galletas, pastas y dulces.
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