El terrorista de Cornellà atentó justo un año después del ataque que diseñó la célula de Ripoll
El 20 de agosto del 2017 era el día elegido por los yihadistas de Ripoll para perpetrar la mayor masacre terrorista en Europa, haciendo explotar varias furgonetas bomba en las inmediaciones del Camp Nou, la Sagrada Familia, salas de fiestas o la Torre Eiffel de París. Justo un año después, Wahaba Abdulahab Tarib salió de su domicilio sobre las 05.30 horas de la mañana con la idea de matar. Su objetivo, como ya lo eran de la célula de Ripoll y en definitiva de Estado Islámico, los Mossos d’Esquadra.
Tras pedir reiteradamente que le abrieran la puerta de la comisaría para hacer una consulta, la agente que se encontraba en la recepción le permitió el acceso. Fue justo en ese momento cuando el hombre se lanzó sobre la agente al grito de “¡Alá es grande!” y con un cuchillo en la mano, lo que provocó la reacción de la policía, que le disparó en el abdomen. Una reacción consecuencia de la de sus compañeros hace justo un año, cuando abatieron a sangre fría a los miembros de la célula de Ripoll ante la posibilidad que portaran explosivos adheridos al cuerpo. Aquella reacción policial —muy criticada por los anti sistema de la CUP— y la falta de consecuencias penales o discuplinarias contra los agentes facilitaron que esta agente salvara la vida y frustrara el ataque.
Es el único de los protocolos de los Mossos que este lunes funcionó a la perfección. Y es que aunque desde primer momento trabajaban con la hipótesis terorrista, según ha podido saber OKDIARIO, no fue hasta seis horas después del ataque cuando tomaron medidas antiterroristas alrededor de la vivienda del atacante, donde no se sabía si podía haber explosivos.
Durante las primeras horas, incluso los periodistas pudimos llegar a la puerta de entrada de la vivienda, algo que fue imposible a partir de las 12.30 horas, con más de medio centenar de agentes del Grupo Especial de Intervención que acordonaron la zona. También los vecinos tuvieron que abandonar sus domicilios y esperar en la calle hasta el momento que pudieran volver a sus casas.
Así, aunque internamente dicen los Mossos que habían pedido a todas sus comisarías extremar la precaución, la realidad es que no se tomaron grandes medidas aun sabiendo que estaban ante un ataque terrorista. Hasta la comisaría de Cornellà se desplazó el director general de la policía autonómica catalana, Andreu Martínez, y el comisario jefe de los Mossos, Miquel Esquius, que lideraron los equipos policiales.
En esta ocasión, aunque se encontraban ante un atentado consumado pero sin víctimas —más allá del atacante—, los Mossos tampoco aplicaron ninguno de los protocolos especiales para estos casos, como el dispositivo Cronos o el Jaula. Al mediodía, los Mossos se pusieron en contacto con la Guardia Civil y la Policía Nacional, con el fin que participen de las pesquisas.