El SOS de una residencia manchega en plena pandemia: «No vienen los médicos ni a certificar las muertes»

La atención del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), comunidad gobernada por el socialista Emiliano García-Page, a las llamadas de auxilio de los geriátricos fue deficiente en casos como el de la residencia de mayores ‘Las Cármenes’, en la localidad de Poblete, muy cerca de Ciudad Real.

OKDIARIO ha tenido acceso a las comunicaciones que esta residencia mantenía con las familias de los internos y que ponen de relieve que ni el Ejecutivo de García-Page, del que depende el Sescam, ni el Gobierno central, con el vicepresidente Pablo Iglesias como delegado del mando único, tomaron medidas a tiempo para reducir la elevada mortandad en las residencias de mayores. Es más, tal y como ha publicado este periódico, el Sescam derivó pacientes infectados (no usuarios) desde los hospitales a residencias con internos sanos.

Una de esas comunicaciones con las familias, de fecha del 29 marzo, es decir, en plena pandemia, trasladaba esta significativa y estremecedora información sobre la situación de los internos: «Se está llamando al hospital para derivar a aquellas personas susceptibles de valoración hospitalaria y hasta el momento no ha sido posible. No duden que continuaremos intentándolo». Ese mismo correo electrónico decía: «No vienen los médicos ya al centro ni a certificar las muertes. Llaman por teléfono, piden explicaciones de la muerte, y es la funeraria quien acude al centro de urgencias a por el certificado».

Estas muertes no eran, por tanto, casos confirmados de coronavirus por prueba PCR, por lo que no fueron contabilizadas como propias de coronavirus ni por la comunidad autónoma ni por el Gobierno de Pedro Sánchez. Es decir, se enmarcan en esa cifra de fallecimientos por Covid-19 que el Ministerio de Sanidad no reconoce.

Sin los test de diagnóstico

Y es que, tal y como revela el propio correo al que ha accedido OKDIARIO, para aquella fecha, esto es, el 29 de marzo, quince días después de que se decretara el estado de alarma, todavía no se habían realizado test de diagnóstico en esta residencia. «Seguimos a la espera de que nos traigan los test de valoración. En cuanto los tengamos en el centro se los haré saber», indicaba por entonces la residencia a las familias.

«En el día de hoy hemos tenido dos fallecidos de los cuales uno han certificado como posible coronavirus pero el otro no», precisaba el mismo correo electrónico, evidenciando la imprecisión en el diagnóstico. Ante la falta de un test PCR, ninguna de estas muertes serían computadas por el Gobierno de Pedro Sánchez como defunciones por Covid-19.

Para entonces, la residencia sólo tenía constancia de un caso confirmando. Sin embargo, tal y como revela dicho correo, había al mismo tiempo «16 personas en seguimiento sin confirmación y con síntomas, de los cuales 8 tienen seguimiento más estricto por su sintomatología y el resto son más leves pero en seguimiento continuado», describe el email de la residencia ‘Las Cármenes’, en Poblete (Ciudad Real).

Según tales comunicaciones entre la residencia y las familias, los test no se realizaron a los internos hasta el 13 de abril. Es decir, más de dos semanas después del SOS lanzado por este geriátrico. Y finalmente, cuando se hicieron “muchos de ellos” salieron positivos, pero en “fases finales de la enfermedad”, indició el geriátrico.

El personal lo propagaba

De esta manera, por mucho que la residencia estaba sectorizada en tres zonas (una con personas con sintomatología compatible al COVID-19, otra de vigilancia por contacto y una última de personas sanas) y procurara no mezclar a sintomáticos con sanos, como comprobó in situ la Unidad Militar de Emergencias (UME) el 4 de abril, al no hacer tests a todos los internos ni a los trabajadores, el virus continuaba propagándose, aumentando los contagios, fundamentalmente por la movilidad del personal de la residencia.

Precisamente, el testimonio de la pariente de una víctima de coronavirus que estuvo en la residencia de ‘Las Cármenes’, al que ha accedido OKDIARIO, apunta que su abuela debió contagiarse por un trabajador asintomático o que estaba incubando la enfermedad. La paciente murió días después en un hospital privado. Además, las bajas entre el personal del geriátrico hizo que aquellos que seguían en primera línea asumieran una mayor carga de trabajo.

La familiar de esta víctima subraya que «cualquier hospital tiene mejores condiciones sanitarias de aislamiento que una residencia de mayores» y cuestiona que el Sescam llevara enfermos positivos (no usuarios) desde hospitales hasta residencia de mayores «por mucho que estuvieran sectorizadas, cuando se podían haber llevado a cabo otras medidas como habilitar más camas hospitalarias». Junto a ello, se da la circunstancia de que los geriátricos no podían negarse a recibir pacientes de los hospitales de Castilla-La Mancha.