Sánchez descarta adelantar las elecciones por el momento pese a la guerra civil en el PP
Las filas del PSOE se han convertido en un hervidero estos días: desde distintos sectores del Partido Socialista se ha pedido que Pedro Sánchez estudie un adelanto electoral para aprovechar la guerra civil del PP. Pero la opinión del presidente del Gobierno es contraria: por el momento, prefiere mantener la agenda fijada previamente, la de que no haya elecciones hasta enero de 2024.
Pedro Sánchez no baraja por el momento un adelanto de las elecciones generales y ello, pese a que “sabemos que esta guerra civil en el PP está desangrándolos y está enviando voto suyo directo a Vox”, señala una fuente del PSOE conocedora de la planificación electoral.
“La idea es llegar y agotar la Presidencia de turno en la UE. La guerra en la que han entrado sabemos que nos beneficia y que traslada voto día a día a Vox, pero eso no va a hacer que convoquemos elecciones”, añade esa misma fuente.
El plan de los socialistas parte de la base de que lo peor de la crisis por el coronavirus ha pasado. De que el BCE mantendrá, aunque en menor medida, una red de salvación para la híper endeudada economía española. Y de que la mayor recuperación del resto de Estados miembros acabará relanzando a la propia España.
Salario mínimo interprofesional
Por eso han empezado ya las alegrías con el salario mínimo interprofesional, o con el avance del poder los sindicatos en la reforma laboral. Porque los socialistas consideran que pueden tensar la cuerda de la UE y que no se cortará la ayuda bajo ningún concepto.
Por eso, no quieren adelantar elecciones aunque observen un más que evidente desangrado en el voto de los populares. Y, además porque descuentan que el enfrentamiento es crónico. “Han enfrentado de tal manera el partido, unos contra otros, que es imposible que encuentran una salida fácil. El PP seguirá dividido y perdiendo fuerza durante mucho tiempo. Y eso nos da margen para seguir remontando”, añade otra fuente socialista.
Es más, el plan del PSOE siempre contó con el auge, aunque más leve que el actual, de Vox. Y Sánchez considera que un choque con Vox le apuntala a la hora de activar su voto. Las encuestas aún tardarán en analizar en profundidad el efecto de la guerra civil del PP. Pero, sin tener en cuenta los últimos ataques, el Partido Popular ha entrado en la segunda mitad de la legislatura como acabó la primera: con sus expectativas electorales en retroceso, tal y como han mostrado las encuestas realizadas por OKDIARIO.
Los datos de hace un mes de estos sondeos reflejaban que Pablo Casado ganaría las elecciones con 119 diputados, 21 más que el PSOE. Pero el PP mantenía la posibilidad de gobernar con el apoyo de Vox gracias al espectacular crecimiento de la formación conservadora, que pasaría de 52 a 60 escaños, según la encuesta electoral de Data10 para OKDIARIO.
Y Casado ha descartado un pacto con Vox por considerar que sus principios son incompatibles con los de Santiago Abascal.
El PP, en esa encuesta, de hecho, seguía perdiendo impulso. A la caída de 7 escaños que anotó en el sondeo de diciembre se sumó la pérdida de dos más, hasta quedarse en los 119, sumando los dos de Navarra +. Atrás quedan los 131 escaños que la encuesta electoral de Data10 le pronosticó en septiembre, cuando aún no se habían desatado las hostilidades desde el cuartel general de Génova contra Isabel Díaz Ayuso por su intención de presidir el partido en Madrid.
Y la última entrega no había contabilizado nada del nuevo capítulo de guerra intestina. Un capítulo que ya no es de roce, sino de choque frontal.