Rivera renuncia al acta de diputado y abandona la política
Su salida de la formación se ha precipitado tras los pésimos resultados electorales de Ciudadanos.
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«Nunca me he escondido y por eso dimito como presidente de Ciudadanos, renuncio a mi acta como diputado y dejo la política». «La vida es mucho más» que la faceta pública, ha dicho el hasta hoy líder de la formación naranja.
Un emocionado Albert Rivera hacía su aparición pasadas las 12:00 de la mañana para asumir responsabilidades en primera persona y «sin excusas ni paliativos». Ovación cerrada de los miembros de la directiva, militantes y afiliados que se han dado cita este lunes -en la madrileña sede de la formación- para arropar al ex líder de Ciudadanos en su comparecencia ante los medios de comunicación.
«Hoy quiero comunicarles tres decisiones: dos políticas y una personal», arrancaba Rivera su intervención para defender que «en los cinco años» durante los que se extiende su actividad política, al frente de Ciudadanos, han conseguido consolidar una «formación de ámbito nacional» para que «España tenga un proyecto liberal y de centro».
«El centro político existe» ha insistido Rivera pese a asumir en solitario los malos resultados electorales cosechados por su formación este domingo. «Sean justos o sean injustos» ha reflexionado el catalán, «lo responsable» es que «yo dimita».
Renuncia al acta
«Si me preguntan qué es lo más bonito que he hecho en la vida les diré que servir a España. Me apasiona servir a mi país y por ello creo que lo mejor para mi partido es dejar paso a una persona que esté al 120%» para representar los valores de Ciudadanos en el Congreso «con toda la ilusión», reflexionaba Rivera. Así confirmaba, también, que renuncia a su acta como diputado y, por tanto, no ocupará su escaño en el Hemiciclo durante la próxima legislatura.
En su lugar estará Edmundo Bal, el abogado del Estado incorporado por Ciudadanos a su proyecto político tras ser apartado de la acusación pública en el juicio del ‘procés’ por negarse a rebajar la calificación jurídica de rebelión a sedición, tal y como exigió el Gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Rivera no ha escatimado en autocrítica, pero no ha querido irse sin antes advertir a quienes aborden «la misión de representar a los ciudadanos», durante los próximos cuatro años, que no pueden «dividir a los españoles entre rojos y azules». A ellos «les deseo mucha suerte y acierto», ha abundado, en referencia a «los líderes políticos» que «tendrán que tomar decisiones» para «el futuro de este país».
Y cerraba con un mensaje velado a Sánchez: «Si para ganar tienes que dividir a la gente vas a tener un país ingobernable».
Deja la política
«Dejo la política y la vida pública», añadía en último término, a bocajarro y con la voz notablemente entrecortada.
La situación «personal» del catalán se ha sumado a los 10 escaños obtenidos por su partido este 10-N en las urnas, precipitando su decisión de apartarse, definitivamente, de los focos mediáticos que tantos quebraderos de cabeza le han ocasionado desde que se hiciese oficial su relación con Malú.
«He intentado con toda humildad servir a los ciudadanos de este país», decía Rivera, «pero en mi casa me han enseñado el valor del trabajo y yo tengo una profesión», ha continuado recordando su pasado laboral, en una importante entidad financiera, y sus orígenes políticos como miembro activo de la sociedad civil.
«La vida es mucho más que la política. Yo tuve vida, la tengo y la tendré y por eso ha llegado el momento de servir a otra gente: a mis padres, que han sufrido las consecuencias de mi posición; a mi hija, para la que quiero ser ejemplo; a mi pareja, que me ha apoyado, aguantándolo todo», en una referencia implícita a la cantante.
«Quiero ser feliz» y lo haré «con gratitud y con libertad» ha continuado. «Permitidme que ahora siga siendo mejor padre, mejor pareja y mejor amigo», concluía visiblemente emocionado y arropado por quienes han sido, hasta hoy, sus más estrechos compañeros y colaboradores en Ciudadanos.
Muchos de ellos han querido acompañarle en este difícil trago de su despedida. La primera, Inés Arrimadas quien, con lágrimas en los ojos, flanqueaba a Rivera en el atril de la sede de Ciudadanos, al término de sus declaraciones.
También subían a la tribuna de la sala de prensa de la formación naranja, para aplaudir calurosamente a su líder, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; Fernando Páramo, diputado en el parlamento de Cataluña; Marta Rivera de la Cruz, actual consejera de Educación de la Comunidad de Madrid; José Manuel Villegas que asumirá, hasta la elección de un nuevo líder, la dirección del partido; Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León; el ex empresario Marcos de Quinto; y, otros miembros de la ejecutiva de Ciudanos como Juan Carlos Girauta, María Muñoz, Lorena Roldán.
Debacle electoral
La debacle electoral de Ciudadanos -10 diputados, 47 menos que en abril- ha tenido una primera consecuencia inapelable: la dimisión de su hasta ahora líder, Albert Rivera, quien cedía a las exigencias de relevo en el liderato formuladas por los ‘barones’ de su partido.
A la salida de Albert Rivera, que renuncia a su acta como diputado y abandona la política de forma irreversible, se sumarán, previsiblemente, las de José Manuel Villegas y Fernando de Páramo, entre otros. Tras el fracaso en las urnas, la cúpula del partido, ajena al control del catalán, ha forzado el cambio al frente de Ciudadanos. Sale Rivera para ser sustituido por Inés Arrimadas, previo respaldo a la candidata de la militancia del partido que tendrá que pronunciarse en primarias.
La cúpula había puesto un límite de escaños para no exigir responsabilidades: los 32 diputados logrados por la formación naranja en las elecciones de 2016. Si la caída era superior, entonces sí habría exigencia de cabezas. Los pírricos 10 escaños obtenidos este 10-N han agotado la paciencia de los ‘barones’ que han exigido la salida inmediata del, hasta ahora, líder y de todo su Comité de Estrategia.
No hay dudas sobre el relevo: la nueva responsable de Ciudadanos será Inés Arrimadas, una vez se haya celebrado el Congreso Extraordinario del partido cuya fecha se hará oficial en las próximas semanas.
Rivera no ha resistido al descontento de sus críticos, quienes creen que los movimientos de veleta y las purgas internas han terminado de pulverizar a una formación que, el pasado 28 de abril, aspiraba al sorpaso al PP y a reemplazar a los populares como partido de la oposición.