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Adolfo García-Sastre: «Cuanto mayores sean las medidas de contención, más rápido habrá resultados»

"En Nueva York han empezado a implementar medidas de contención pero no son tan duras como en España. Y aunque los hospitales están completamente desbordados, la gente sigue saliendo a correr por Central Park", afirma el investigador.

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OKDIARIO entrevista al virólogo español Adolfo García-Sastre sobre el coronavirus

Adolfo García-Sastre es el director del Centro de Investigación de Salud Global y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina Icahn MountSinaí de Nueva York, donde fue de los primeros miembros de la Sección de Estudio de Vacunas y Virología.

Doctor en Biología por la Universidad de Salamanca, en 1991 se trasladó a EEUU para comenzar sus estudios de postdoctorado en el Departamento de Microbiología de la Universidad del Monte Sinaí, con una beca de la OTAN, donde desarrolló técnicas de ingeniería genética para la construcción de nuevas vacunas contra el virus de la gripe. Fue galardonado, posteriormente, con una beca Fulbright.

Tiene más de 25 años de experiencia como profesor asistente e investigador en el departamento de microbiología molecular, es consejero de la Fundación Gadea Ciencia y experto en los denominados virus de ARN de cadena negativa, como por ejemplo, la gripe y el coronavirus.

PREGUNTA: ¿Una vez superada esta pandemia, habremos acabado con el coronavirus?

RESPUESTA: Es muy difícil poder predecirlo porque eso sucederá cuando haya mucha gente muy infectada, una vez alcanzado el pico de la pandemia, o cuando se haya podido vacunar a las personas suficientes para adquirir la inmunidad comunitaria. El virus seguirá circulando durante un tiempo, pero con menos impacto y entre quienes tengan menos inmunidad. Para los que nazcan después de la pandemia, por ejemplo, tendremos que decidir si deben ser vacunados por defecto. El principal problema ahora es que todo el mundo es susceptible de contagio.

Cuando esta oleada haya pasado habrá más gente inmunizada y acabará tras la segunda ola que será, seguramente, en invierno, si analizamos los precedentes de otras infecciones como la gripe. Lo importante sería contar con una vacuna para poder hacer frente a ese segundo impacto. Pero yo todavía no me atrevo a asegurarlo. Espero que sea así, salvo que las pruebas que se están haciendo ahora no funcionen bien.

P: Se habla de porcentajes de fallecidos y de porcentajes de contagios, según las cifras oficiales que conocemos hasta el momento. ¿Cuáles son sus previsiones reales?

R: Es muy difícil de decir. No todo el mundo que se infecta, se diagnostica. Los que tienen una enfermedad asintomática -que pueden contagiar a otros- o leve, no se contabilizan. Sabemos con toda certeza que hay más casos de infectados que de diagnosticados pero en qué medida es imposible saberlo con seguridad.

P: Hay algunos países, sobre todo en Europa, que están hablando de la ‘inmunidad en grupo’ como alternativa para combatir esta crisis sanitaria, ¿qué opina al respecto?

R: La inmunidad en grupo es lo que ya he comentado sobre el número de contagios de esta fase inicial de la pandemia. Cuantos más infectados haya más se reducirá el porcentaje de vulnerabilidad. Pero crear artificialmente grupos que se hagan infectar más rápido, en este momento, es muy difícil de controlar y pondría en riesgo a los segmentos con más peligro de contagio porque una inmunidad de grupo muy rápida implica permitir que se infecte mucho volumen de gente, mientras debes aislar completamente a los grupos de riesgo.

P: Las curvas de contagios siguen creciendo exponencialmente en países como España. Italia tampoco está en una situación mejor y EEUU avanza a pasos agigantados. ¿Cómo podemos combatir este crecimiento? ¿Qué medidas no se están tomando?

R: La experiencia en China ha demostrado que la contención provoca efectos positivos. Allí sólo han empleado ese tipo de medidas para combatir la pandemia, porque ni tenían vacuna ni tampoco medicamentos específicos. Cuanto más grandes sean las medidas de contención más rápido mejorarán los resultados.

«No todo el mundo que se infecta está diagnosticado. Sabemos con toda certeza que hay más casos de contagios que de diagnósticos»

P: ¿Qué recomendaciones haría a las personas con síntomas leves que se quedan en sus casas? ¿Qué tratamiento deben seguir?

R: Quienes tienen síntomas leves deben utilizar tratamientos para aliviar la fiebre o el dolor de cabeza. Si hay problemas respiratorios leves, inhalaciones. En general, sirve cualquier remedio de los que se usa habitualmente para mejorar frente a un resfriado común. Esto no va a hacer que se inhiba el virus pero sí que te encuentres mejor.

Sobre todo es vital el control. Estar muy pendiente de si empiezan los síntomas severos –dificultades respiratorias graves, por ejemplo- recurrir a asistencia sanitaria especializada porque seguramente sea necesaria la hospitalización.

P: ¿Qué hace a este virus tan especialmente contagioso?

R: Lo fundamental es que todo el mundo está en riesgo de contagio por eso las cifras van tan rápido y, por ello, el coronavirus es tan distinto de otros tipos de virus. Esto mismo podría ocurrir con la gripe si, de repente, apareciese algún caso de contagio con una variedad de la enfermedad que no sea una de las mutaciones que están circulando ahora. Causaría exactamente los mismos problemas que el coronavirus.

P: ¿Hay algún precedente histórico comparable?

R: Yo creo que ha habido algunas pandemias de gripe que son comparables y sólo espero que no sea tan devastador como la de 1918. Quizás las pandemias de 1957 y 1968 sean un referente mucho más adecuado para comparar lo que está ocurriendo ahora. Sólo que entonces no había tantos medios de comunicación como para estar pendientes en cada momento de lo que pasa en cada lugar. Ahora la información que nos llega no siempre es la correcta. Pero entonces no fue posible la capacidad de prohibir a la gente que saliese de casa.

P: Usted trabaja, en este momento, en una posible vacuna pero hay muchas otras investigaciones en curso. ¿Se están poniendo en común los avances logrados?

R: Hay mucho intercambio de información. Nadie está trabajando en secreto. Todos los grupos nos comunicamos constantemente entre nosotros para poder compartir reactivos o resultados. Esto es una carrera contra reloj en la que el virus nos está ganado de momento por desgracia y hay que trabajar duro, es lo único. Hay mucha cooperación científica entre todos los laboratorios que estamos trabajando en lograr una vacuna.

P: ¿En qué consiste una plataforma de vacunas?

R: La vacuna tiene que despertar una respuesta de nuestro sistema inmune contra la proteína del virus que contiene la propia vacuna. Algo que puede conseguirse con fórmulas y aproximaciones muy diferentes. Eso es lo que da lugar a las denominadas plataformas vacunales, que son todos los tipos de ensayos que se mantienen abiertos para conseguir la proporción más adecuada de la proteína del virus que debe incluirse en la vacuna.

Las que han ido más rápidas son las que ya se encuentran en ensayos clínicos. Ahora, lo importante es que se puedan producir en el número de dosis suficientes y con la suficiente rapidez para poder vacunar a todo el mundo porque habrá algunas vacunas que funcionen muy bien pero sean muy difíciles de reproducir. Eso es algo que también debemos tener en cuenta a la hora de elegir la vacuna más correcta.

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