Pagar 0,20 € más por una camiseta elevaría un 225% el salario de los empleados de las factorías de Asia
Pagar sólo 20 céntimos más por una camiseta al por menor -las tiendas a las que vamos habitualmente- permitiría aumentar un 225% los salarios de los empleados de las factorías de regiones de Asia, según un estudio de la Universidad de Queensland y la Escuela de Ingeniería Civil y Ambiental de Kensington.
Algunas marcas ya han anunciado que están poniendo en marcha programas de ‘salarios justos’, pero con esto, según los expertos de este informe, no basta. Insisten en que para proteger a las personas que “fabrican las cosas que nosotros usamos”, toda la cadena de valor debe estar concienciada e involucrada en elevar los salarios por encima de la línea de la pobreza. De hecho, los compradores pronto podrán buscar la etiqueta con el símbolo Fairtrade, una señal que garantiza que se pagaros salarios justos en la cadena de suministro.
Según la investigación, llevado a cabo por Murray Ross Hall y Thomas Wiedmann, hacer ascender los salarios por encima de esa vergonzante línea bastaría con un incremento de alrededor de 20 céntimos por camiseta fabricada en India y Bangladesh en el comercio minorista. Un pequeño gesto que elevaría hasta en un 225% los salarios en India, lo que reduciría la brecha salarial de los empleados más vulnerables de la cadena de valor, como es el caso de los productores de algodón.
Cuando hablamos de ‘salarios justos’ aplicados a la cadena de valor nos referimos a brindar sueldos acordes con el nivel de vida del país donde se ubican las factorías.
Un pequeño gesto que elevaría hasta en un 225% los salarios en India y reduciría la brecha salarial
El informe de la organización Microfinance Opportunities señala que las empleadas de la industria textil de las fabricas asiáticas -donde se producen la mayor parte de las prendas y el calzado que compramos en occidente- trabajan de media 60 horas a la semana y ganan alrededor de 0,90 céntimos la hora. “Hay pruebas de que cuanto más trabajaban, menos ganaban”, señala Eric Noggle, director de investigación de la organización.
«Las marcas necesitan considerar más allá de sus márgenes de beneficio a la hora de decidir dónde hacer su ropa. Sus decisiones tienen un impacto real y significativo en la vida de estas mujeres», concluye.
Según un estudio de Naciones Unidas de 2017, las retribuciones dignas para los empleados es una de las maneras de apoyar a los trabajadores más vulnerables y explotados. De hecho, también señala que el 42% de los empleados a nivel mundial -saliendo de Asia- tienen empleos inseguros y no tienen protección social, el 29% están inmersos en una pobreza de moderada a extrema y alrededor de 25 millones de persona están en la esclavitud.
El 42% de los empleados a nivel mundial -saliendo de Asia- tienen empleos inseguros y no tienen protección social
Por su parte, desde la Universidad de Queensland, explican que “sin darnos cuenta, nuestra demanda de precios bajos puede hacer que los trabajadores vulnerables de otros países trabajen por un salario inferior a un salario digno”. La negociación del coste de producción, aseguran, pone en jaque a los más vulnerables de la cadena como es el caso de los trabajadores de algodón.
De hecho, explican, sólo el 7% de las empresas de moda conocen la procedencia del algodón con el que se fabrican sus prendas, a menos que la marca especifique de donde lo quiere, será el contratista el que tome la última decisión.
Según datos del departamento de Agricultura de EEUU, se prevé que la industria textil algodonera consuma en la campaña 2018/19 un total de 125 millones de balas por el impulso de la economía global. El consumo estará liderado por China, India y Pakistán, entre todos los países suman el 62% del consumo planetario, según estimaciones de Cotton & Wool Outlook.
Sólo el 7% de las empresas de moda conocen la procedencia del algodón con el que se fabrican sus prendas
Aseguran los autores del estudio que se necesitaría un aumento de 15 céntimos de euro en el precio de las camisetas para cerrar la brecha salarial de los recolectores de algodón en India y otros 5 céntimos para los empleados de las fábricas.
Señalan también que, según su investigación, producir una camiseta en India y enviarla a Australia cuesta alrededor de 5 euros. Los 20 euros restantes del precio final de una prenda de 25 euros lo que sostiene son los costes de distribución, logística y venta en las tiendas minoristas.
En definitiva, aseguran, producir una camiseta de manera ética costaría sólo un 2,5% más que los precios que marcan las etiquetas. Recuerdan en su informe al economista John Maynard Keynes, éste argumentó que los consumidores no tiene derecho a un descuento a expensas de las necesidades básicas de los trabajadores.