Economía

Paco Luzón, el emigrante que huyó de la pobreza y acabó sentado a la mesa con Emilio Botín

Ha muerto Francisco Luzón, uno de los banqueros de más renombre de las últimas décadas, un perfil diferente al resto, porque no vino de una familia acaudalada, sino que acabó por un golpe de suerte y gracias a su talento sentado a la mesa junto a uno de los hombres más poderosos de España.

Fallece el exbanquero Francisco Luzón tras varios años luchando contra el ELA

En 2019 OKDIARIO informaba: Francisco Luzón abandona el consejo de Haya Real Estate por su delicado estado de salud

Paco Luzón en un acto de la Fundación La Caixa
Paco Luzón en un acto de la Fundación La Caixa

Hacía ya tiempo que Francisco Luzón no podía expresarse si no era a través de las máquinas que lo conectaban con la vida -un iPhone con una aplicación especial, como él contaba-, pero siempre quiso hasta el último momento dar a conocer su lucha. En los últimos años de su vida, Luzón se entregó para que mucha gente a la que le hubieran diagnosticado esclerosis lateral amiatrófica (ELA), una enfermedad degenerativa que lo dejó postrado, pudiera mejorar su calidad de vida.

Antes que enfermo de ELA, Paco Luzón fue vicepresidente de Banco Santander encargado de la expansión en Iberoamérica, mano derecha de Emilio Botín, uno de los hombres más poderosos de España, presidente de Argentaria sustituido por el Gobierno de José María Aznar, alto cargo del Banco Vizcaya y luego del Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y miembro del consejo de administración de Inditex. Pero mucho antes que eso aún, fue hijo de una familia originaria de un pueblo de Cuenca, que emigró a la margen izquierda del Nervión para labrarse un futuro en la rica Vizcaya.

«Nací en la parte de abajo de la pirámide social: en una familia modesta de un pueblo rural de Cuenca. A los cinco años emigré a Vizcaya donde desarrollé gratis mis estudios secundarios en un colegio de una orden religiosa»

Luzón ha sido, al igual que es también Amancio Ortega, el prototipo de self-made man a la española. Sus orígenes, al contrario que los de muchos directivos y altos cargos de banca y de otras empresas, no fueron de opulencia sino de emigración. El propio Luzón, fallecido este miércoles, explicaba en 2016 cómo habían sido sus primeros años de vida:

«Nací en la parte de abajo de la pirámide social: en una familia modesta de un pueblo rural de Cuenca, en El Cañavate, una localidad que sigo amando porque allí están mis raíces. A los cinco años emigré con mis padres a Vizcaya, donde desarrollé gratis mis estudios secundarios desde los nueve años como interno en un colegio de una orden religiosa, viendo a mi familia una vez al mes. Y eso marcó mi personalidad como persona fuerte y autónoma. Realicé mis estudios superiores en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Sarriko con una beca pública que me fue renovada año a año, gracias a mis padres y tres hermanas, ninguna de las cuales pudo hacer estudios universitarios porque mis padres solo podían darle esa oportunidad a uno, y ese fui yo por ser el mayor. Esos 20 años en el País Vasco fueron para toda mi familia y para mí una experiencia vital dura, pero hermosa».

Escuela bancaria vasca

Si una orden católica le abrió las puertas a poder estudiar como niño sin pagar una peseta de la época, otra beca le permitió en esta ocasión estudiar en la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad del País Vasco. Tal y como ha repetido el banquero fallecido este miércoles en multitud de ocasiones, esa beca le cambió la vida y es uno de los motivos por lo que Luzón aseguró en varias entrevistas que, a pesar de su enfermedad en los últimos años, había tenido «suerte en la vida».

Una vez licenciado Luzón tuvo la oportunidad de entrar en el Banco Vizcaya que entonces era presidido por Pedro de Toledo. Luzón no tenía apellidos vascos, pero eso no impidió que pudiera escalar posiciones en la entidad bancaria bilbaína. 15 años después de su incorporación y tras mucho trabajo duro, Luzón se convertía en consejero de la entidad. Ya en esa posición participó activamente en las labores de integración del Banco Bilbao con el Banco Vizcaya para construir el BBV. En 1988 el entonces ministro de Hacienda socialista Carlos Solchaga nombró a Luzón presidente del Banco Exterior en sustitución de Miguel Boyer para liderar la modernización y consolidación de todo el amalgama de entidades bancarias públicas.

Argentaria y Santander

Como responsable del banco público, Luzón fundó Argentaria, que luego acabaría fusionada con su conocido BBV. Cuando José María Aznar entró en el Gobierno, sin embargo, decidió echar al banquero conquense para colocar a Francisco González. Emilio Botín, consciente de las capacidades de Luzón en la banca, lo fichó y así entró en Banco Santander en 1996 como consejero y director general adjunto al presidente.

En esta última etapa de su carrera profesional, Luzón alcanzó hitos que aún hoy en día impulsan a la entidad. Pilotó la entrada del banco en Brasil, hoy su principal mercado, y afianzó el negocio en otros países de Iberoamérica. Pero una vez en Madrid, sentado a la mesa con Emilio Botín, no siempre coincidió con otros hombres fuertes de la entidad de la época como Alfredo Sáenz, condenado en firme por el Tribunal Supremo e indultado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Su diferencia de pareceres con Botín y Sáenz ante este trato de favor, así como sus declaraciones en 2011 donde pedía a los bancos que «fueran más sociales», no gustaron en la primera entidad bancaria española y el banquero cántabro, padre de la actual presidenta del Santander Ana Botín, acabó forzando su salida en 2012.

Desde su marcha, y con una pensión de 64 millones de euros, Luzón ya decidió volcarse en su labor contra la ELA, de la que ya estaba sufriendo los primeros síntomas. También tuvo otros puestos como el de consejero en Haya Real Estate, la inmobiliaria propiedad del fondo estadounidense Cerberus, que lo nominó en 2014. OKDIARIO informó hace dos años que Luzón abandonaba sus responsabilidades como consejero de Haya Real Estate ante el incesante avance de la enfermedad que padecía.

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