La defensa de Competencia de las gasolineras fantasma es ilegal y pone en riesgo la seguridad
El informe publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) defendiendo el desarrollo de las gasolineras desatendidas (sin empleados), también conocidas como estaciones de servicio fantasma, ha generado un importante revuelo en el sector, que anticipa la destrucción de al menos 60.000 puestos de trabajo y, lo más grave, que supondrá una amenaza contra la seguridad de este tipo de instalaciones, según denuncian las asociaciones del sector.
Por si todo ello fuera poco, los expertos jurídicos consultados por OKDIARIO apuntan que el informe que ha respaldado el presidente de la CNMC, José María Marín Quemada, es ilegal, al no haber seguido los cauces oportunos para su aprobación por parte del organismo que está inmerso en una profunda crisis debido a la lucha de poder de varios de sus consejeros.
Según confirman fuentes internas de la CNMC “el informe fue elaborado por la Dirección de Promoción de Competencia y aprobado sin el informe previo de la Sala de Supervisión y sin que hubiese, por lo tanto, intervención alguna del Pleno del Consejo, lo cual es manifiestamente irregular, ya que según los estatutos de la CNMC debería haber sido pasado por la citada Sala de Supervisión y, en el supuesto de que hubiera discrepancias, el informe debería haber sido llevado al Pleno”.
Además, el texto del informe de la CNMC sobre las estaciones de servicio desatendidas “no menciona el órgano que lo ha elaborado y, además, lleva fecha de finales de julio cuando se ha publicado a finales de agosto”. Las fuentes internas consultadas indican que detrás de todo este proceso estaría el propio presidente del organismo, José María Marín Quemada, que “en su afán por promover la competencia en el sector ha impulsado un informe de manera irregular”.
El famoso informe defiende la implantación de gasolineras de bajo coste, sin personal, en la que son los usuarios los que se encargan de todo el proceso de repostaje de sus vehículos. La CNMC indica que estas estaciones de servicio fantasmas “aumentan la competencia efectiva en el mercado y presiona a la baja sobre los precios de los carburantes, aumentando con ello el bienestar de los consumidores finales”.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce, ya que la patronal de empresarios de estaciones de servicio (Cees) advierte que esto supondrá la destrucción de más de 60.000 puestos de trabajo directos y, lo que es más grave, supondrá un problema de seguridad ya que no habrá personas a cargo del control de los procesos ni personal con formación para manipular carburantes.
Los empresarios consultados por OKDIARIO explican que sin el personal adecuado “un derrame de combustible se puede convertir en un desastre, que incluso puede llevarse por delante vidas humanas, ya que no habrá nadie ni quiera para evitar que los usuarios puedan repostar fumando, usando los teléfonos móviles o dejando las luces de su vehículos encendidas”. Todo ello sin mencionar aquellas personas que necesitan asistencia obligatoriamente, como los ancianos, usuarios con algún tipo de discapacidad o embarazadas.
En un comunicado, la patronal pide a la CNMC que “explique los motivos por los que una máquina de tabaco debe estar supervisada y ser activada para su uso por un empleado, mientras que un producto considerado contaminante y peligroso lo puede manipular cualquiera”.
Además, el principal elemento que justifica la CNMC para promover este tipo de gasolineras, el precio, está en tela de juicio. Su elevado componente fiscal y su dependencia de factores y elementos ajenos a los empresarios de las estaciones de servicio provocan que la prometida rebaja no sea tan sustancial como considera el organismo supervisor.
En España existen ya unas 400 estaciones de servicio desatendidas, pero pueden reducirse si se extiende la decisión de algunas comunidades autónomas de obligar a que, al menos, haya una persona encargada de facilitar el servicio de repostaje. Según la estadística de precios que publica el Ministerio de Industria, el precio del litro del carburante en este tipo de gasolineras es seis céntimos menor que en las tradicionales.
Las empresas que han implantado estas estaciones de servicio, agrupadas en la asociación Aesae, se defienden indicando que no existe ningún problema de seguridad a pesar de la ausencia de personal que controle el suministro y señalan que la pérdida de empleo se compensará por un mayor consumo en otros sectores derivados del ahorro del repostaje que, para un depósito de 50 litros, ronda los tres euros.