Rafa Nadal saca el rodillo ante Carreño y se mete en la final del Godó
Rafa Nadal se puso en modo rodillo y no dio opción alguna a Pablo Carreño en la segunda semifinal del Conde de Godó. Se impuso por un contundente 6-3 y 6-2 y se las verá este domingo con Stéfanos Tsitsipas en busca de su duodécimo título en el torneo barcelonés. Las once finales anteriores las ganó todas.
Nadal empezó fuerte. Sólido en el saque, profundo con la derecha, muy metido dentro de la pista. El Rafa de siempre. El Extraterrestre. Endosó un 3-0 a Carreño casi sin haber roto a sudar. El break tempranero permitió a Nadal observar el primer set por el retrovisor.
Un par de juegos de tregua en los que ambos tenistas mantuvieron su servicio nos llevaron al 4-1. Volvía a sacar Carreño y Nadal tuvo dos bolas de break. Las desperdició. O las salvó Carreño, según se mire. No pudo con la tercera y Rafa se puso 5-1 y su saque para cerrar el set en menos de media horita de juego. Nadal tenía prisa y eso que le sobraba tiempo hasta las 9 que jugaba su Madrid.
Nadal no aprovechó su servicio para abrochar el primer set y acabó concediendo un break con un par de errores impropios de Rafa: un mate interruptus y una doble falta para conceder el 5-2. Carreño se metió en el partido al confirmar la rotura y colocarse con 5-3 y bola de break con el servicio de Nadal.
Olía a juego decisivo. Rafa la salvó e incluso dispuso de una bola de set. Carreño se la devolvió y tuvo otra bola de rotura. Nadal respiró con el deuce y no perdonó a la segunda para anotarse el 6-3 con el que cerraba el primer set después de casi una hora de juego.
Nadal activa el modo demolición
Rafa Nadal cumplió su rutina de irse al vestuario finalizado el primer set y arrancó el segundo como un huracán. Dos breaks a favor y 4-0 arriba. A Carreño le tocaba remar para una remontada imposible. Vamos, que tenía las encuestas más cuesta arriba que Gabilondo.
La versión depredador activada por Rafa le ponía con un pie en la final del Conde de Godó, un torneo que ya ha ganado once veces. Con un saque mucho más profundo que en Montecarlo y una derecha larguísima, no dio opción a un Carreño que no sabían por dónde la venían los golpes.
Al final Nadal, en su segunda bola de partido, cerró el segundo set con un imponente 6-2. No dio opción a Carreño y empezó a parecerse en su espejo a la mejor imagen de sí mismo. Dicen en Argentina que cada año que pasa Gardel canta mejor. Y murió en 1935. Lo mismo le pasa a Rafa en el tenis. Sobre todo en tierra.