Nadal no tiene piedad de Bautista y ya está en cuartos de Roland Garros
Rafa Nadal tiene en su mente la victoria final en Roland Garros y no hay quién lo pare. Ni siquiera Roberto Bautista, uno de los jugadores más aguerridos del circuito, pudo poner en aprietos al tenista manacorense, que está jugando su mejor tenis en las pistas de arcilla parisina, en busca de su décimo entorchado en el segundo Grand Slam del año. Cuarto partido, cuarta paliza (6-1, 6-2, 6-2), en menos de dos horas de juego. Rafa está fresco, y eso le hace aún más imparable.
Comenzó Bautista consciente de la complicación de la afrenta que tenía delante, pero confiado en poder encontrar un resquicio por el que herir a un Nadal que desde la primera pelota se mostró infranqueable. Su derecha liftada vuela y coge altura sin perder un ápice de malicia, convirtiendo cada punto en un juego en el que él siempre puede más. Así se definió el primer parcial, por 6-1, y con muchos pensando que aún estábamos en el encuentro de tercera ronda.
Bautista no es Bashiliasvilli, pero con este Nadal es imposible definir si el contrincante es un top 20 o top 60, si su superficie predilecta es la tierra batida o la hierba. Todo da igual si enfrente hay un muro que te va minando punto a punto, y que da igual si haces un juego notable al saque, Rafa castigará el mínimo fallo para hacer un break.
Así sucedió en la segunda manga, donde Roberto defendió su servicio con uñas y dientes, igualando con coraje la supremacía de Nadal, que acabó rompiendo el saque para acabar con las esperanzas de Bautista en el partido. Porque si Rafa en igualdad e inferioridad casi siempre se impone, cómo no va a hacerlo cuando se siente imparable.
Respetando al rival, pero mermando sus posibilidades una y otra vez, los minutos pasaron y así los juegos, casi siempre con Nadal ganando el doble que Bautista. Un rifirrafe con el juez de silla pudo ensuciar el camino del número 4 del mundo, pero por si quedaba alguna duda, un nuevo break en el tercer set cerraba un encuentro muy positivo y que no hace más que reafirmar que en tierra batida y en plena forma, Rafa es el hueso más duro del circuito.