Daniel Ricciardo, el rey de las carreras locas
Puede que los focos de Max Verstappen le oculten a veces, pero lo cierto es que Daniel Ricciardo es uno de los mejores pilotos de la parrilla actual de la Fórmula 1. Agresivo y fiable a partes iguales, el australiano ha ganado ya seis Grandes Premios desde que se estrenase en 2014. Y ninguno de ellos ha sido una carrera normal, confirmándose como alguien capaz de aprovechar como nadie circunstancias adversas montado en un monoplaza que no es ni mucho menos el mejor.
La primera victoria de Ricciardo llegó en el Gran Premio de Canadá de 2014, donde aprovechó los problemas de frenos de los intocables Mercedes para acabar imponiéndose a ellos. También tuvieron problemas los monoplazas alemanes en Hungría ese mismo año, algo que aprovechó Ricciardo con una mejor estrategia que el resto para adelantar en los compases finales de la prueba a Hamilton y Alonso –sigue siendo éste el último podio del asturiano– y llevarse su segundo triunfo. El siguiente llegaría una carrera después, en Bélgica, beneficiándose del primer toque en carrera de Hamilton y Rosberg.
La de 2015 fue una temporada de sequía para Ricciardo, que volvió a subirse a lo más alto del podio en Malasia 2016. En aquella carrera Nico Rosberg tuvo que remontar a destajo tras un toque de Sebastian Vettel en la salida, mientras que Lewis Hamilton abandonó por rotura de motor cuando lo tenía todo de cara. La victoria fue para el australiano, que no obstante tuvo que pelearla fuertemente contra Max Verstappen.
La quinta victoria de Daniel Ricciardo en la Fórmula 1 la vivimos en Bakú 2017. Sí, la célebre carrera del cruce de cables de Sebastian Vettel con Lewis Hamilton. La sanción que le pusieron al de Ferrari por aquella acción acabó con sus aspiraciones en el trazado urbano, mientras que las de Hamilton se las llevó por delante una parada en boxes extra para arreglar una de las protecciones del cockpit que se desprendía. ¿Y quién estaba ahí para aprovecharlo todo? Exacto, Ricciardo.
Esto nos lleva a la carrera de ayer en China, donde Red Bull aprovechó magistralmente un periodo de Safety Car para ponerles a sus pilotos unos neumáticos más frescos y rápidos que los de sus rivales. Mientras que Verstappen se hundió en su propia agresividad, Daniel Ricciardo fue dando cuenta uno por uno de todos sus rivales hasta firmar la que ha sido hasta ahora su mejor victoria en el Gran Circo. Y sí, también un poco loca.