El Khimki acaba con la imbatibilidad del Real Madrid (80-86)

Después de un octubre perfecto, a la undécima llegó la lógica derrota. Las bajas, el cansancio y el desacierto condenaron al Real Madrid a sufrir su primer encuentro perdido de la temporada (80-86) frente al Khimki en el Wizink Center. El equipo blanco no encontró la cara al partido hasta el último cuarto y la gran labor de los pupilos de Bartzokas acabó con la imbatibilidad de los blancos, que a pesar de todo tuvieron una pelota para ganar. No sería de recibo para el Real Madrid alarmarse por este tropiezo y sí centrarse en ir recuperando las piezas para continuar con un más que notable inicio de temporada.

El ruso es un equipo de los que disfrutar en Euroliga, siempre y cuando no juegue contra ti. Con Shved, Markovic y una batería de americanos que pueden realizar distintas funciones con el predominio físico como denominador común, Georgios Bartzokas tiene a su disposición a una de las mejores plantillas de la Euroliga, aunque algo corta.

En esta tesitura, el Real Madrid intentó aguantar el vendaval al inicio, conscientes de que el Khimki tenía a casi todos sus mejores jugadores en pista. Las defensas brillaron por su ausencia y Doncic y Taylor se erigían como protagonistas principales en el bando madridista, mientras Shved lideraba la notable actuación anotadora de los suyos, que se iban al banco al final del primer cuarto con ventajas mínimas que si bien no suponían ninguna certeza, dejaban entrever que el partido iba a ser muy, muy duro.

Una más que meritoria acción de Felipe Reyes ponía al Real Madrid por delante minutos después, aunque este marcador resultó un oasis en un desierto copado por puntos y más puntos del Khimki, que con Thomas, Anderson y Shved tiene a tres anotadores prolíficos si se encuentran en inspiración. El equipo blanco no tenía más remedio que agarrarse al remolque, siendo las ventajas de diez puntos contundentes pero aún no definitivas. El Palacio animaba a los suyos, pero después de diez victorias, al descanso, la racha parecía ver su final más cerca.

El regreso de Randolph, aunque a medio gas, representaba una gran noticia para un Madrid que veía como el juego no llegaba y la actividad de Jenkins y Robinson en defensa les ponía las cosas más difíciles. Mención especial para el pequeño Charles Jenkins, que por primera vez en la temporada mostró a un Doncic desquiciado y acelerado. Shved y sus canastas inverosímiles seguían cuidando la ventaja de Khimki, mientras Causeur ejercía de improvisado base para calmar el juego y permitir tiros librados del líder de la Liga Endesa.

Remontada frustrada al límite

El rebote ofensivo, ya en el último cuarto, le daba la vida al Real Madrid y un triple de Campazzo confirmaba el éxtasis del Palacio otorgando el mando del partido a los blancos. Después de una nueva remontada, llegó la reacción –otra– de Khimki. Shved y Markovic demostraban que el equipo ruso va mucho más allá de los norteamericanos. Las pérdidas –en 17 y subiendo– tampoco ejercían de aliado para la victoria de los de Laso, que no tardó en devolver a la pista a Ayón, buscando casi un milagro para voltear por tercera vez el luminoso.

La conexión Campazzo-Ayón permitió soñar al Madrid a partir de la defensa y el contraataque. La presión ejercida por el quinteto propuesto por Laso dotó de una energía extra a los madridistas, pero los árbitros, con dos acciones más que rigurosas, aplazó un intento de remontada que Carroll devolvió a la vida con un triplazo tras carretón. El Madrid iba a tener pelota para empatar y el Palacio enloquecía. La jugada salió perfecta, pero el pase de Campazzo para el triple de Doncic no acabó culminado en tres puntos y el Real vio como la primera derrota de la temporada empezaba a lucir en su casillero mucho después de lo esperado.