El Guggenheim de Bilbao muestra la mayor selección de las pinturas marinas de Gerhard Richter

El Museo Guggenheim de Bilbao ha traído al artista Gerhard Richter hasta su sede del País Vasco. La muestra permanecerá abierta hasta el 9 de septiembre e incluye tanto la primera como la última obra que realizó bajo esa temática conceptual.

El Guggenheim de Bilbao muestra la mayor selección de las pinturas marinas de Gerhard Richter
Gerhard Richter @Getty

El Museo Guggenheim de Bilbao ha traído al artista Gerhard Richter hasta su sede del País Vasco. Se podrán ver creaciones temáticas en diferentes formatos, colores y estilos, que el creador realizó a lo largo de tres décadas, entre 1968 y 1998 y de las que pintó más de una veintena.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 9 de septiembre repasa desde «las creaciones abstractas en la que la línea del horizonte apenas se intuye, hasta aquellas en las que el realismo fotográfico del cielo solo se ve matizado por una ambigua luz», según ha destacado durante la presentación de la muestra, su comisaria, Lucía Agirre.

Según ha señalado Agirre, «Richter busca crear la imagen perfecta recurriendo a un cielo y un mar de momentos diferentes, en una composición ilusoria en la que la perspectiva y la luz tienen algo que atrapa al espectador y donde los cielos ocupan gran parte del lienzo en las marinas y en contadas ocasiones estos se ven superados por el mar».

La selección que exhibe el museo bilbaíno es «una ocasión única para contemplar el mayor conjunto de los célebres paisajes marinos del artista alemán reunidos hasta la fecha y que no son «meras representaciones de la naturaleza» porque por un lado «desafían la percepción del espectador, haciendo que la pintura se asemeje a la fotografía» y, por otro, «logra una superficie muy lisa aplicando el pigmento muy diluido y desenfoca la imagen al igual que sucede en algunas instantáneas», ha explicado la comisaria.

Richter «embellece el paisaje buscando alcanzar la perfección» y en algunas obras el cielo y el mar proceden de dos imágenes distintas y se funden, llegando a ser casi intercambiables y dejando así al espectador la identificación de cada uno de ellos».

El artista se afincó en Düsseldorf en 1961 y aunque anteriormente a esta fecha ya había realizado algunas pinturas basadas en fotografías, el propio artista considera las obras que realiza a partir de 1962 serían sus primeras fotopinturas.

En su búsqueda de un «nuevo comienzo», estos nuevos trabajos marcan un punto de inflexión en su carrera ya que comienza a introducir el mar como soporte para sus retratos, capturas que provenían de un álbum familiar y que pueden considerarse sus precedentes, con pinturas con escenas de playa y retratos familiares.

El recorrido que plantea la exposición arranca en la considerada su primera ‘Marina’, pintada en 1968 y presente en la muestra. En ella ya están presentes los grises tan característicos en su obra, y que le acompañan a lo largo de toda su carrera, y que él define como «ausentes de opinión».

Se trata este cuadro de un óleo sobre lienzo de pequeñas dimensiones y formato muy horizontal, «como si hubiera pasado por las lentes anamórficas del cinemascope». En él se aprecia un horizonte infinito y pequeños remolinos de lo que podría ser espuma blanca en los que la materialidad de la pintura se hace más espesa, revelando la pincelada del artista.

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