Rosalía y el milagro de Utiel en la DANA: «Agarré a mi hija de dos años y subimos a una barca»
Rosalía y su hija de un año lograron salvar la vida en el último segundo en la DANA de Valencia
En directo la última hora del aniversario de la DANA: todos los actos, homenajes y el funeral de Estado por las víctimas en vivo

Rosalía Arenas protagonizó el primer milagro de la DANA. Esta vecina de Utiel logró salvar la vida, junto a su hija de un año, en el último segundo tras ser sorprendida por una riada nunca vista hasta la fecha. En el primer aniversario de la DANA de Valencia, esta vecina de Utiel atiende a OKDIARIO agradecida de la vida y mientras ve crecer a su hija, que aún no lo sabe, pero fue protagonista de uno de los actos más homéricos de la mayor tragedia de la historia de la Comunidad Valenciana.
El 29 de octubre de 2024 quedará siempre en la memoria de todos los valencianos y especialmente de los que sufrieron la pérdida de un familiar. Estos días en las calles de las zonas más afectadas por la DANA también puedes dar con la historia de héroes o heroínas que sacaron fuerzas de la nada en el último segundo para evitar que se los llevara el agua. Una de ellas es Rosalía, que fue rescatada por la lancha que comandaba José Manuel Martínez para evitar que la riada se llevara por delante su vida y la de su hija de un año.
Hoy no se encuentra en Valencia por distintos motivos, pero su historia merece ser contada. Una historia que podrá contar a su hija en el futuro: el día que salvaron la vida de milagro en el último segundo. «Nosotras estábamos en el barrio de la Fuente, que ha sido el barrio más afectado en Chiva. Estábamos en casa de mi madre, donde yo teletrabajaba todos los días, y comíamos allí este día. Como suspendieron todas las clases, mi niña de dos años estaba en casa también», comienza diciendo Rosalía sobre las horas previas a que de la nada apareciera una riada de agua que llegó a casi los tres metros de altura.
Así logró salvar Rosalía su vida y la de su hija
«A partir de las 14:00 horas se desbordó el río y a partir de las 15:00 horas tuvimos que ir al piso de arriba. Las casas de este barrio son de parte baja, una y primera planta, y ya está. Entonces llegó un momento en el que pensamos que si el agua seguía subiendo, sólo nos quedaría subir al tejado. Esto era inviable con una niña de dos años», narra mientras comienza a emocionarse. Ahí es cuando apareció una barca salvadora, ya que quedarse en la primera planta tampoco era una solución, ya que probablemente hubieran fallecido por hipotermia por la temperatura del agua.
«Era una locura. Cuando vimos que la barca llegaba a casa de dos vecinos mayores, vimos que era nuestro momento. Mi madre le dio a mi hija a Juan, un concejal que iba en la barca, y yo salté por la ventana de arriba. En estos momentos tampoco podíamos saber si el agua iba a subir a más del primer piso y decidimos subir a la barca, que también era una locura. Al final pudimos salir de allí», relata. «La idea de salir con una niña de dos años por la ventana con el agua que estaba helada, hubiera significado que se hubiera muerto de hipotermia. Y probablemente nosotras también. Entonces dijimos: ‘Esta es la solución, salimos en barca’», cuenta.
«Luego resultó que la barca era más peligrosa que casi haberse quedado, pero en ese momento actúas con la información que tienes», dice. «La barca capeó como pudo la riada porque el agua se quedó como a un dedo de entrar en la barca. Apenas podía con la fuerza del agua. Yo recuerdo sujetarme a la pierna del conductor, José Manuel, para no caerme de la barca y con el otro brazo cogiendo a mi hija fuerte, que no sé si lloraba del miedo de lo que le apretaba. Era una locura ver el agua cómo bajaba, ver que está saliendo por tu casa en barca y con tu hija en brazos», cuenta a este periódico. Minuto después de poder navegar las aguas de la riada, la barca les dejó en una zona segura y posteriormente «esa barca se fue a la deriva».
Este trágico día también se ha quedado en la memoria de su hija, que ahora tiene tres años y que «habla de la barca, del río que lo rompe todo y del barro». «Yo a veces me culpo porque a posteriori pienso que igual fue más peligroso subir a la barca. En ese momento no sabíamos hasta dónde podía llegar el agua, que venía helada. A veces me lo recrimino», cuenta Rosalía, que también manifiesta la herida emocional que ha dejado la DANA en muchos afectados por la DANA.
«Mi madre sigue esperando las ayudas del Gobierno»
Un año después de la peor riada de la historia, la vida de los ciudadanos de Utiel va construyéndose muy poco a poco. «La casa de mi madre se quedó sin paredes y ahora está de alquiler en un piso, que paga la Generalitat con las ayudas al alquiler de la DANA. Hace falta mano de obra y va todo muy despacio», cuenta sobre la nueva normalidad de su madre, que ha tenido que abandonar su casa arrasada por el agua.
Todo ella mientras espera las ayudas estatales que siguen a la espera de «una resolución desde marzo». «Esas ayudas no se sabe si las van a conceder, todavía no se sabe nada», cuenta a este periódico en el día que se celebra el primer aniversario de la DANA de Valencia.