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Hallazgo histórico: descubren en la Tierra «un movimiento lento y silencioso» que podría predecir terremotos

Terremotos, curiosidades, la Tierra
Falla de San Andrés en California: Foto: Space Place NASA
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

¿Se puede realmente anticipar el próximo gran terremoto? La respuesta a esta cuestión podría estar en un fenómeno silencioso y sutil que ocurre bajo nuestros pies: el deslizamiento asísmico.

Investigaciones recientes, lideradas por el físico Jay Fineberg de la Universidad Hebrea de Jerusalén, han revelado que antes de los devastadores movimientos telúricos, existe un periodo de deslizamiento lento entre las placas tectónicas, un preludio silencioso que podría ser la clave para la predicción de estos eventos naturales.

Este descubrimiento, publicado en la revista Nature, abre una puerta a la posibilidad de anticipar terremotos con mayor precisión.

¿Qué es el deslizamiento asísmico y qué relación tiene con los terremotos?

El movimiento asísmico, también conocido como deslizamiento lento, es un fenómeno en el que dos superficies se deslizan una sobre otra de manera extremadamente lenta, sin generar temblores perceptibles ni liberar energía de forma abrupta.

En las fallas tectónicas, este deslizamiento puede prolongarse por horas, días o incluso semanas, acumulando tensión en las placas hasta que finalmente se produce una ruptura violenta.

¿Cómo aplicaron el modelo del deslizamiento asísmico a la realidad?

Los investigadores han logrado replicar este fenómeno en laboratorios utilizando placas de plexiglás sometidas a presión y esfuerzo lateral, simulando las condiciones de una falla real tal y como informa el medio Muy Interesante.

Lo que observaron fue un patrón constante: antes de la fractura catastrófica, se producía un periodo de deslizamiento lento, conocido como frente de nucleación. Según Fineberg, este frente representa el inicio de una grieta que se expande gradualmente hasta convertirse en un terremoto.

Los experimentos de Fineberg demostraron que, aunque se utilice plexiglás en lugar de roca, los principios físicos involucrados son idénticos. El material de las placas no altera el proceso físico, que siempre culmina en una liberación explosiva de energía al romperse.

Cuando se aplica un esfuerzo lateral a dos placas de plexiglás sujetas bajo presión, se genera una pequeña grieta que inicialmente se mueve lentamente. Al alcanzar el borde de la zona frágil, la grieta acelera rápidamente, liberando ondas similares a las de un terremoto real.

Este hallazgo sugiere que el movimiento asísmico podría ser un indicador temprano de terremotos. Sin embargo, es crucial señalar que, en las fallas reales, los movimientos asísmicos pueden extenderse por largos periodos sin necesariamente desencadenar un terremoto. Este hecho complicaría su análisis.

Desafíos de este modelo para la predicción de terremotos

El estudio de Fineberg profundiza en cómo estos movimientos se transforman en rupturas rápidas. Una conclusión clave es que el frente de nucleación debe entenderse como una entidad bidimensional en expansión, no lineal.

Este estudio abre nuevas vías para la predicción de terremotos. Sin embargo, también plantea grandes desafíos: en el laboratorio, es factible medir el movimiento asísmico y observar su transformación en fractura rápida, pero en las fallas tectónicas reales, la detección de estos movimientos es más compleja debido a la escala y las variables del entorno.

Según Fineberg, «en el laboratorio podemos observar y escuchar este proceso con detalle, quizás esto nos permita identificar características similares en fallas reales antes de que se produzca un terremoto».

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