Apesteguia se desespera

Lluís Apesteguia, ex alcalde de Deià y uno de los referentes de Més per Mallorca, ha expresado en redes sociales su desesperación al ver cómo, según él, «la extrema derecha está ganando la calle y las urnas mientras los otros se dedican a quejarse». Sus palabras, lejos de preocuparnos, confirman una realidad que en Vox venimos señalando desde hace tiempo: hemos llegado para decir las verdades que muchos piensan y eso a la izquierda le molesta profundamente.
Lo que Apesteguia llama «extrema derecha» no es más que el despertar de una mayoría silenciada durante años por el pensamiento único progre, el nacionalismo excluyente y el sectarismo ideológico. Esa mayoría está cansada de las mismas recetas fracasadas, de las imposiciones culturales y lingüísticas, y de ver cómo las instituciones están cada vez más alejadas de sus necesidades reales.
Frente a ello, Vox está ganando terreno. Y no lo hacemos con marketing ni postureo, sino con un discurso directo, valiente y sin complejos. Defendemos aquello que millones de españoles piensan pero no se atreven a decir en voz alta: basta ya de imposiciones ideológicas, basta de inseguridad, basta de ver cómo se diluye nuestra identidad nacional.
Los partidos como Més han convertido la política en un juego de pancartas y eslóganes vacíos. Mientras tanto, los ciudadanos ven cómo la vivienda se vuelve inaccesible, la educación se degrada, suben los impuestos y la inmigración descontrolada genera inseguridad en barrios que antes eran tranquilos.
Ésa es la verdadera desesperación de Apesteguia. Sabe que la gente está abriendo los ojos. Que ya no se tragan los cuentos de «fascistas contra demócratas». Sabe que Vox llena actos, crece elección tras elección y suma apoyos incluso entre quienes antes no se atrevían a decirlo. Porque no es odio lo que nos mueve, sino una profunda convicción de que las cosas se pueden hacer mejor.
Representamos el sentido común frente a la demagogia progre. Defendemos la unidad de España, la seguridad en las calles, la libertad educativa y la autoridad en las aulas. Y lo hacemos sin pedir perdón, sin agachar la cabeza, sin miedo a la corrección política.
Cuando Apesteguia lamenta que «la extrema derecha gane la calle», lo que en realidad está diciendo es que han perdido el control del relato. Durante años, la izquierda se creyó la única autorizada a hablar en nombre del pueblo. Hoy se da cuenta de que ese pueblo ha despertado.
Y no sólo ha despertado, sino que actúa. Estamos en las calles, estamos en las urnas, estamos en las instituciones. Porque los ciudadanos han decidido no delegar más su futuro en quienes sólo saben quejarse y repartir culpas.
Esa es la verdadera razón de su desesperación. La izquierda ya no manda. Ya no tiene el monopolio de la calle, ni de los medios, ni de las ideas. La hegemonía cultural que impusieron durante décadas se está resquebrajando. Ahora es el pueblo quien toma la palabra y Vox quien lo representa.
Que se desesperen. Que sigan tuiteando. Nosotros seguiremos avanzando. Con paso firme, con propuestas concretas y con el respaldo de millones de españoles que, como nosotros, ya no tienen miedo de decir lo que piensan.
- David Gil es portavoz adjunto de Vox en el Consell de Mallorca.