Prisiones

Ofensiva de los narcos sobre las prisiones: ‘cazan’ otro dron con hachís, cocaína y dos móviles

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El dron incautado en la prisión de Algeciras.
Luis Miguel Montero

En los últimos días los narcos han lanzado una ofensiva sobre tres prisiones españolas. Hace unos días la Policía Nacional detuvo a tres personas en el interior de un coche que estaba apostado en las inmediaciones de los Centros Penitenciarios de Puerto 1 y 2 (Cádiz), tras el registro del vehículo se intervino un dron que llevaba adosado un teléfono móvil de alta gama y dos botellas de whisky. El martes otro dron se estrelló en la terraza de un vecino cuando intentaba introducir cocaína, hachís y dos móviles en la prisión de Botafuegos (Algeciras).

La legislación penitenciaria no permite que los presos tengan objetos que menoscaben la seguridad de una cárcel o que supongan peligro tanto para la vida como la integridad física de trabajadores o internos. Entre los objetos y sustancias prohibidas están, naturalmente el alcohol, las drogas y los teléfonos móviles, ya que todas las comunicaciones deben ser autorizadas y supervisadas por la dirección de la prisión.

En todas las prisiones españolas se introducen sustancias y objetos prohibidos a pesar de los controles y Botafuegos no es una excepción, los métodos son al regresar el interno de un permiso de salida introduce algo en su cuerpo, durante las comunicaciones íntimas con familiares o parejas convivientes y por último, los paquetes que los familiares envían al recluso.

Un estudio del sindicato de funcionarios ACAIP reveló que «los objetos prohibidos incautados en su mayoría eran drogas tóxicas y sustancias psicotrópicas como hachís, cocaína, heroína y pastillas, así como telefonía móvil; productos que en el interior de la cárcel generan deudas, agresiones, amenazas, coacciones, extorsiones e incluso se utilizan para seguir cometiendo nuevas actividades delictivas desde el interior de la cárcel».

Sin embargo un nuevo ‘modus operandi’ ha parecido instalarse en las cárceles donde hay una gran cantidad de presos por narcotráfico, que es el uso de drones. El último episodio ha ocurrido este mismo martes cuando se vio  un dron sobrevolando la prisión, que tras perder el control fue a caer a la terraza de un vecino, notificándose de inmediato a la Policía Nacional que se hizo cargo de él. El dron era portador de hachís, cocaína y dos teléfonos móviles.

Sólo unos días antes la Policía había detenido a tres personas dentro de un coche que estaba apostado en las inmediaciones de los Centros Penitenciarios de Puerto I y Puerto II (Cádiz). Tras el registro del vehículo se intervino un dron que llevaba adosado un teléfono móvil de alta gama y dos botellas de whisky. Parece que su intención era meterlo en una de estas prisiones.

Hace una semana ACAIP dio una rueda de prensa para advertir del deterioro de la prisión de Algeciras y «denunciar públicamente que las prisiones españolas no cuentan con sistemas antidrones, que de forma exponencial en el último año se han incrementado los avistamiento en las cárceles, que se están incautando aparatos aéreos que son portadores de drogas, teléfonos… y que existe alta probabilidad de que se puedan introducir armas de fuego, exponiéndose gravemente la vida de todas las personas que trabajan o viven entre los muros de una prisión».

Además, dos funcionarios de Botafuegos han tenido que soportar como ardían sus coches a principios de septiembre y en marzo de este mismo año, en dos incendios provocados en lo que parecía ser una coacción en toda regla, ya que los propietarios son personas que forman parte de la Junta Penitenciaria, que decide si un preso sale de permiso o no. Incluso los funcionarios se manifestaron contra estos sucesos en Algeciras.

Las cárceles de Botafuegos (Algeciras) y El Puerto de Santa María, en Cádiz, tienen entre su población penitenciaria a un porcentaje muy elevado de presos relacionados con delitos cometidos en el Campo de Gibraltar, casi todos relacionados con el narcotráfico. Por tanto, su población reclusa en su inmensa mayoría son narcos de la zona. En la misma prisión también hay presos extranjeros, muchos de origen marroquí y que cumplen su estancia en régimen de prisión preventiva a la espera de juicio e incluso definitivamente cumpliendo condena.

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