
Un estudio publicado en la revista Preventive Medicine demuestra que una mayor adherencia a un estilo de vida activo -realizar actividad física de forma regular y disminuir el sedentarismo- puede reducir casi a la mitad el riesgo de desarrollar cánceres vinculados a la obesidad. Estos cánceres incluyen el adenocarcinoma de esófago, el de mama posmenopáusico, los de colon y recto, útero, estómago, riñón, hígado, vías biliares, ovario, páncreas, tiroides, meningioma y mieloma múltiple.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) mantuvieron en 2024 el repunte de los últimos años: el año pasado se diagnosticaron 41.918 casos de clamidia, un 10% más que en 2023; 37.257 de gonorrea, que creció el 7,2%; 11.930 de sífilis (6,7 % más) y 1.996 de linfogranuloma venéreo (10,2%).
Los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a proteger contra la miopía, mientras que las grasas saturadas pueden aumentar el riesgo. Los niños con mayor ingesta de omega-3 en su dieta presentaron mediciones oculares más saludables, asociadas con un deterioro visual más lento. Por el contrario, aquellos con un alto consumo de grasas saturadas mostraron peores resultados.
Un reciente estudio asegura que sería posible prevenir 21.500 tumores en un periodo de diez años si el 50% de los pacientes obesos consiguieran reducir su índice de masa corporal en una categoría usando estos fármacos.
Cada vez más los españoles incorporan a su rutina el hábito de preparar su cuerpo para los cambios de estación. Y es que uno de cada cuatro ya consume suplementos alimenticios con el objetivo de poner a punto su sistema inmune, una tendencia en auge que marca un cambio en la manera de entender el bienestar. En este cambio de hábitos, la vitamina C ocupa un lugar protagonista. No sólo porque contribuye al funcionamiento normal del sistema inmune, sino porque incluso se ha demostrado que puede acortar hasta en un 8% la duración de las molestias respiratorias.