Alzheimer

¿Por qué fumar reduce el volumen del cerebro?

Ya no hablamos sólo de pulmones o corazón: el tabaco también daña el sistema vascular cerebral

fumar menor volumen de cerebro
Resonancia del cerebro. Foto: Pexels.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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La asociación Nofumadores.org ha advertido de que el tabaquismo provoca una pérdida significativa de volumen cerebral, un efecto directamente relacionado con el deterioro cognitivo y el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer.

«Ya no hablamos sólo de pulmones o corazón: el tabaco también daña el sistema vascular cerebral, reduciendo su volumen y aumentando el riesgo de Alzheimer y otras demencias. El silencio institucional ante esta evidencia es inaceptable», ha declarado Raquel Fernández, presidenta de Nofumadores.org.

Esta advertencia se apoya en un estudio liderado por la Universidad de Washington en St. Louis (EEUU), que confirma que fumar reduce el volumen cerebral. Según la asociación, este efecto es dosis-dependiente: cuanto mayor es el consumo de cigarrillos, mayor es el daño cerebral observado.

Además, citan una investigación publicada en JAMA Network Open en 2023, la cual concluyó que dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de demencia. En cambio, simplemente reducir el consumo no ofrece protección real frente a estas enfermedades.

Alzheimer

«El tabaquismo sigue siendo una causa invisible de Alzheimer, y nos preguntamos por qué. Esta enfermedad destruye vidas y familias enteras. Prevenir el consumo de tabaco es crucial para evitar el impacto emocional y económico de una dolencia que, hoy por hoy, no tiene cura», añadió Fernández.

Nofumadores.org también subraya que el tabaco no solo está relacionado con el Alzheimer, sino también con otras formas de demencia, especialmente la demencia vascular, la segunda más común. Esta ocurre cuando el flujo sanguíneo cerebral se ve interrumpido por microinfartos o daños en los vasos sanguíneos.

Deterioro cognitivo

Asimismo, la asociación recuerda que fumar deteriora directamente el sistema cardiovascular, favoreciendo la arteriosclerosis cerebral y los microinfartos que, de forma acumulativa, comprometen la función cerebral. También señala que existe evidencia de que el tabaco incrementa el riesgo de deterioro cognitivo leve y acelera la progresión hacia demencia en personas vulnerables.

«El tabaquismo actúa como un detonante silencioso del envejecimiento cerebral patológico, al afectar tanto la salud vascular como la neuronal. No solo incrementa el riesgo de demencia, sino que acelera el deterioro en quienes ya presentan síntomas. Dejar de fumar puede ralentizar este proceso, incluso en edades avanzadas», explica la entidad.

Por todo ello, Fernández reclama responsabilidad institucional: «El Gobierno debería abrir una vía legal para que las familias de los enfermos pudieran reclamar compensaciones económicas. Hoy esa vía está cerrada, pero la industria del tabaco debe responder por el daño que causa».

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