Demandaron a Disneyland París y el juez no tuvo piedad: así acabó una familia española
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Para muchas familias, Disneyland París es ese viaje soñado que hacer con los hijos. Un viaje que se programa con tiempo, esperando el momento en el que los niños sean lo bastante mayores para recordarlo, pero aún pequeños para dejarse llevar por la magia. La idea suena perfecta: varios días de parques, atracciones sin fin, fotos con personajes y ese ambiente que parece diseñado para que todo salga bien o al menos es lo que se espera.
Pero no siempre se cumplen las expectativas. A veces, los viajes que tanto se planifican acaban dejando un sabor amargo. Y eso fue exactamente lo que le ocurrió a una familia de Segovia, que, después de lo que consideraron unas vacaciones arruinadas, decidió demandar al famoso parque. El padre fue el que dio el paso. Presentó una demanda convencido de que el parque no había cumplido su parte del trato. Pedía que se le devolviera todo el dinero de la estancia. Y lo que parecía un caso de cliente insatisfecho se convirtió en una sentencia muy clara: no siempre la decepción es motivo para recuperar lo pagado.
Demandaron a Disneyland París y el juez no les da la razón
El viaje, de tres días, había sido pensado al detalle aprovechar hasta el último minuto. Llegar pronto, pasar por las atracciones más famosas antes de que se llenaran, y dejar para el final los paseos, las compras y las fotos con Mickey y compañía. Sin embargo, según explicó después el demandante, varias atracciones estaban cerradas, y actividades tan icónicas como las firmas de autógrafos con los personajes habían sido canceladas.
La familia sintió que todo ello era mucho más que un contratiempo. De hecho, para ellos, la experiencia había perdido parte de su esencia. Por este motivo, el 4 de junio de 2024, el padre presentó una demanda en el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Segovia contra EURO DISNEY ASSOCIES SAS, reclamando que se reembolsara de forma íntegra toda la estancia.
El argumento del parque
La respuesta de Disneyland París fue rápida. Aseguraron que no existía un incumplimiento grave del contrato. Las incidencias, dijeron, habían ocurrido sólo durante uno de los tres días de la visita, y fueron consecuencia de una «movilización social puntual», algo que escapa al control de la empresa. El resto de la estancia, insistieron, se desarrolló con normalidad.
Además, recordaron un detalle que, aunque a muchos les pase desapercibido al comprar las entradas, está ahí: los términos y condiciones que aceptan los visitantes advierten de que algunas atracciones pueden cerrarse temporalmente, ya sea por mantenimiento o por razones operativas, sin que eso suponga romper el contrato.
A pesar de todo esto, y en un intento de resolver el conflicto sin llegar a juicio, el parque ofreció a la familia entradas para una futura visita y la devolución parcial, de 240 euros, de los pases Disney Premier Access. Pero la propuesta fue rechazada ya que la demanda solicitaba que se les hiciera un reembolso completo.
La sentencia: proporcionalidad frente a expectativas
La jueza analizó el caso con detalle. En su resolución dejó claro que la interrupción de ciertas atracciones durante un único día no era suficiente para hablar de «frustración del fin del contrato». El resto de instalaciones y servicios habían estado disponibles y se habían podido disfrutar.
Añadió que, aunque comprendía la decepción, la compensación debe guardar relación con el perjuicio real. Y, en este caso, el reembolso parcial y las invitaciones ofrecidas por Disneyland se consideraban medidas razonables. El hecho de que la familia las rechazara no convertía la situación en un incumplimiento grave.
Un cierre poco feliz para un viaje soñado
El fallo final no dejó margen para interpretaciones: demanda desestimada, absolución para EURO DISNEY ASSOCIES SAS y condena en costas para la familia demandante. Esto último implica que, además de no recuperar el dinero de la estancia, deberán hacerse cargo de los gastos judiciales.
Así, este desenlace, más allá de lo mediático, nos sirve a modo de lección en caso de programar un viaje que sea similar. Cualquier imprevisto (ya sea un cierres temporales o cancelaciones puntuales) suelen estar contemplados en la letra pequeña y, salvo que se prolonguen o afecten gravemente a la experiencia, no es motivo para que se realice un reembolso completo de lo que hayamos pagado.
Lo ocurrido a esta familia de hecho, incide que por mucho que tengamos derecho a reclamar si nos hemos visto afectados por cualquier imprevisto, se puede dar el caso de que de repente algo no funcione o no se desarrolle como se esperaba. Incluso en destinos que son tan famosos como Disneyland, pueden surgir fallos o problemas que, aunque molestos, no tienen una solución tan drástica como devolver todo lo pagado.
Por ello, y para evitar sorpresas, quizás lo más sensato sea revisar la política de cada parque o resort antes de reservar, y tener claro qué compensaciones ofrece en caso de incidencias. Porque una cosa es la ilusión con la que se viaja, y otra lo que luego la ley entiende como un incumplimiento real.