El jacuzzi natural a una hora de Madrid: parece sacado de una película
Un jacuzzi natural que se encuentra en la Sierra de Gredos
La mejor escapada madrileña si huyes de la playa en verano
Casi nadie conoce este pueblo, pero es la escapada veraniega perfecta


Con las altas temperaturas que estamos sufriendo, urge encontrar lugares o rincones en los que poder refrescarse. Sin embargo, si vives en Madrid, puedes escaparte a la piscina, pero no sólo eso. En esta ocasión te llevamos de viaje a una hora de Madrid donde encontrarás un jacuzzi natural que parece sacado de una película.
El lugar al que nos referimos, se esconde en plena Sierra de Gredos, a poco más de una hora de Madrid. Un rincón donde el agua, que corre entre las rocas y la calma que emite nos hace pensar de inmediato en que estamos en pleno jacuzzi natural y de alguna manera, así es. Además en verano es cuando más puedes disfrutar de este entorno natural y lo mejor de todo es que no encontrarás mucha gente o turistas. Lo que sí podrás disfrutar, serán unas pozas, limpias y transparentes, invitan a darse un baño o, como mínimo, a meter los pies y olvidarse un rato del reloj. Son los Pozos de Felipe, un puñado de piscinas naturales que parecen sacadas de un spa escondido en la montaña. El río Ramacastañas es el responsable de siglos y siglos esculpiendo estas formas redondeadas en la roca granítica, creando pequeños jacuzzis conectados por cascadas. Y llegar hasta ellos no tiene misterio: un paseo corto, un poco de ganas y ya estarás en un lugar que parece pensado para desconectar.
El jacuzzi natural a un hora de Madrid
Los Pozos de Felipe están en pleno Valle del Tiétar, una zona de la provincia de Ávila que conserva ese aire tranquilo que tanto cuesta encontrar en otros destinos de moda. En este jacuzzi natural tan cerca de Madrid, no te encuentras masificaciones ni infraestructuras que rompan el paisaje; lo que hay es naturaleza pura, senderos llenos de sombra y un río que ha ido esculpiendo, piedra a piedra, un conjunto de pozas con aguas frías y limpias.
El fenómeno que las ha creado se conoce como marmitas de gigante, un proceso geológico en el que las corrientes de agua, junto con arena y pequeñas piedras, excavan poco a poco la roca hasta formar cavidades perfectamente circulares. El resultado es un escenario casi irreal, donde cada poza parece un jacuzzi privado, pero sin cloro ni azulejos, y con el sonido de una cascada de fondo.
Cómo llegar y cómo es la ruta
La excursión a los Pozos de Felipe es corta y accesible, ideal para familias o para quienes no quieren pasar horas caminando bajo el sol. El punto de partida está en el área recreativa de Playas Blancas, situada entre Mombeltrán y Ramacastañas. Desde allí, un sendero bien señalizado avanza paralelo al arroyo, adentrándose en un bosque fresco y agradable.
En menos de una hora se empiezan a ver las primeras pozas, aunque las más espectaculares están un poco más adelante. En total, la ruta ida y vuelta puede hacerse en hora y media, pero lo normal es que el tiempo se alargue… porque una vez allí, cuesta resistirse a un baño o a tumbarse sobre las rocas calientes al sol. El acceso no presenta gran dificultad, pero conviene llevar calzado cómodo, y si se piensa en meterse al agua, unos escarpines para evitar resbalones.
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Consejos para disfrutarlo sin dañar el entorno
Nada más llegar te das cuenta que el ambiente que se conserva es auténtico. Es lo que le da mucho encanto ya que sí, todavía no ha sido explotado en lo que a visitas de turistas se refiere. Por eso, es fundamental que quienes lo visiten lo hagan con respeto. No hay bares, ni papeleras, ni socorristas, así que lo que se lleva se debe traer de vuelta. Conviene también mantener la calma: nada de gritos ni música alta, porque aquí el silencio es parte del encanto y no lo olvides, y la fauna del lugar lo agradece.
En cuanto a seguridad, mejor no confiarse. El agua está bastante fría y algunas pozas son más profundas de lo que parecen. Lo ideal es entrar poco a poco y con cuidado. El fondo rocoso puede jugar una mala pasada, así que merece la pena llevar como decimos, un calzado que agarre bien y elegir con calma dónde pisar.
Planes extra en la zona
Y si después del baño quedan ganas de seguir, las opciones son muchas. A pocos minutos en coche está Mombeltrán, con su imponente castillo del siglo XV y un casco histórico lleno de rincones fotogénicos y terrazas donde probar platos típicos. También puedes alargar la ruta hasta alguno de los miradores naturales que regalan vistas impresionantes del Valle del Tiétar. Un buen cierre para un día que empieza en el agua y termina con panorámicas de postal.
Toda la zona sur de Ávila está salpicada de historia y tradición. Desde antiguos molinos y martinetes hasta monasterios escondidos, cada pequeño desvío puede ser una sorpresa. Así que, aunque el objetivo principal sean los Pozos de Felipe, esta escapada puede sumar otros planes que te permitan disfrutar mucho más de la naturaleza, la gastronomía y grandes rincones y monumentos.