Tu perro no ladra porque quiera molestar: la explicación de una experta y cómo solucionarlo


Todos los que convivimos con un perro sabemos muy bien que los ladridos son su forma de comunicarse con nosotros. Los consideramos completamente normales, ya que forman parte del lenguaje de nuestra mascota. Sin embargo, cuando el perro ladra de manera frecuente y prolongada, es fundamental analizar la causa, ya que pueden transmitir necesidades o emociones.
Según explica la experta en comportamiento animal Laura Gómez, «los canes ladran por instinto y necesidad, nunca con la intención de irritar a su familia o a los vecinos». Los ladridos cumplen un amplio abanico de funciones que se remontan a los lobos, que utilizan los gruñidos y aullidos para coordinar a la manada, marcar territorio y advertir de amenazas. Con el proceso de domesticación, los perro han adaptado su comunicación a nosotros, transformando el ladrido e un recurso con el que pueden indica desde alegría hasta miedo o dolor.
¿Por qué ladra el perro?
Existen multitud de mitos en torno a las razones por las que ladra el perro, y uno de los más extendidos es que lo hace por simple capricho. Pero, tal y como señalan los expertos en comportamiento animal, esto no es así. Los perros no tienen la capacidad de pensar cómo pueden molestarnos, sino que su conducta siempre responde a un determinado estímulo, ya sea interno o externo.
También existe la creencia generalizada de que los perros únicamente ladran cuando tienen hambre, cuando les duele algo o cuando quieren llamar la atención de sus dueños por alguna razón. Si bien éstas son algunas de las razones que pueden estar detrás de los ladridos, existen otras que no siempre se consideran.
Principales razones
Los perros son animales muy protectores, de manera que uno de los principales motivos por los que ladran es como defensa del hogar y de la familia. Cuando perciben un peligro, como un movimiento extraño o alguien acercándose a la puerta, ladran para indicar que algo ocurre. No se trata de un comportamiento agresivo, sino de un mecanismo de seguridad heredado de los lobos. Ahora bien, cuando los ladridos por alerta son demasiado frecuentes o excesivos, es recomendable trabajar en la educación del animal.
Los veterinarios señalan que el número de perros que sufren ansiedad por separación ha aumentado a un ritmo alarmante en los últimos años. Se trata de un problema frecuente, sobre todo en mascotas que dependen de sus dueños para absolutamente todo o que no se han acostumbrado a estar solos. En este contexto, los ladridos suelen ser agudos y continuos, y se acompañan de otras señales de alerta, como llantos, muebles arañazos…
Cuando los perros se aburren, busca cualquier forma de liberar la energía acumulada, y el ladrido es una de las más comunes. Esto es algo que ocurre con relativa frecuencia en animales que no hacen suficiente ejercicio físico o que no tienen actividades de estimulación mental. La experta indica que «un perro cansado es un perro tranquilo. La falta de actividad es la causa principal de conductas molestas como los ladridos repetitivos, los destrozos o la hiperactividad».
Ahora bien, no todos los ladridos tienen una connotación negativa. En ocasiones, los perros ladran para expresar alegría, por ejemplo cuando intuyen que es la hora de salir de paseo. Por lo general, estos ladridos se acompañan de movimientos de cola, expresiones corporales relajadas y saltos.
Por último, aunque no es tan evidente, el ladrido también puede ser una señal de malestar físico. Algunas enfermedades provocan un dolor tan intenso que un perro que no suele ladrar, de pronto lo hace de forma repetida. En estos casos, los ladridos son un «grito de auxilio» que requiere atención veterinaria.
Cómo actuar
Una vez identificada la causa de por qué ladra el perro, es fundamental poner en práctica las siguiente estrategias para que el perro aprenda a expresarse de una forma más equilibrada y, de esta manera, lograr una convivencia más armoniosa.
- Los paseos y juegos forman parte de la rutina de cualquier perro, independientemente de su edad y su raza. Por lo tanto, es esencial dedicar tiempo de calidad a ambas actividades a diario.
- Para la estimulación mental de los perros, los juegos de olfato y los juguetes interactivos funcionan muy bien. El objetivo es reducir el aburrimiento.
- Los perros necesitan previsibilidad, por lo que conviene establecer horarios fijos de comida, paseo y descanso para disminuir su ansiedad.
- En cuanto al entrenamiento, enseñar órdenes como «quieto» o «silencio» con refuerzos positivos ayuda a gestionar los ladridos.
- Proporcionar un espacio tranquilo dentro de casa ayuda a que el perro se sienta protegido.
Los ladridos forman parte de la naturaleza de los perros y, lejos de ser un intento de molestar, son su manera de expresar necesidades y emociones. Entender qué hay detrás de cada ladrido es una responsabilidad de los dueños, que deben aprender a observar, escuchar y actuar con empatía.