Así es el medicamento que logra reducir el tejido afectado por el infarto cerebral
El ictus es una enfermedad devastadora, incluso para aquellos que sobreviven, hay un riesgo significativo de daño cerebral

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Según los expertos, una de cada cuatro personas acabará sufriendo un infarto cerebral (ictus) en algún momento de su vida. Es un fenómeno que se produce cuando un coágulo de sangre impide que el oxígeno llegue a alguna parte del órgano. Las primeras horas que siguen a este grave episodio son cruciales, es clave deshacer el coágulo rápidamente para que se restaure el flujo de oxígeno. De lo contrario, parte del tejido cerebral muere.
A fecha de hoy, incluso para los pacientes que reciben la mejor terapia, la trombectomía, los resultados están lejos de ser óptimos. Menos de uno de cada diez sale del hospital libre de secuelas neurológicas. Thomas Krieg, del departamento de medicina de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha dicho: «El ictus es una enfermedad devastadora, incluso para aquellos que sobreviven, hay un riesgo significativo de daño cerebral que puede desembocar en discapacidad y tener un impacto enorme en la vida de los pacientes. No obstante, en términos de tratamiento, una vez que se produce, las opciones que tenemos son limitadas».
La trombectomía mecánica es un procedimiento médico mínimamente invasivo que consiste en insertar un delgado tubo (llamado ‘catéter’) en un vaso sanguíneo, casi siempre en la parte alta del muslo o un brazo. Se guía el catéter hasta el lugar en el que se encuentra el coágulo, se retira y se restaura la circulación. No obstante, si la recuperación del flujo es demasiado súbita, es posible que la situación se complique. Es un fenómeno que se conoce como daño por isquemia-reperfusión. Cuando la sangre se precipita sobre el tejido que había quedado privado de oxígeno (reperfusión), las células dañadas liberan moléculas dañinas y puede causar una inflamación que dañaría el tejido aún más.
El equipo de investigación de Cambridge había mostrado en un trabajo anterior que, cuando el cerebro está privado de oxígeno, se produce una acumulación de un elemento llamado succinato. Al recuperarse el flujo sanguíneo, el succinato se oxida rápidamente y produce radicales libres en las mitocondrias (las ‘pilas’ que dan energía a las células), lo cual aumenta el daño al tejido.
Es algo que sucede en los primeros minutos de la reperfusión, pero los científicos mostraron que la oxidación de succinato puede bloquearse empleando una molécula que se denomina malonato. Mike Murphy, del Consejo de Investigación Médica de Biología Mitocondrial, ha declarado: «Todo esto sucede a velocidad de vértigo, pero si podemos administrar malonato rápidamente al comienzo de la reperfusión, podemos prevenir la oxidación y la producción descontrolada de radicales libres».
«Descubrimos en nuestros laboratorios que solamente podemos hacer llegar malonato a las células con la rapidez necesaria si reducimos un poco el pH, para que atraviese mejor la barrera hematoencefálica. Si lo inyectamos en el cerebro justo antes de la reperfusión, potencialmente podremos evitar daños adicionales», ha añadido el experto. En un estudio publicado en la revista científica Cardiovascular Research, han mostrado que tratar el cerebro con una forma de malonato llamada aDSM y trombectomía mecánica reduce en gran medida el daño en los tejidos por isquemia-reperfusión, hasta un 60%.
Jordan Lee, investigador del grupo, desarrolló un tipo de ratón en el cual se da un proceso similar a la trombectomía, lo cual permitió al equipo probar la eficacia de aDSM para limitar el daño por isquemia-reperfusión.
Para Lee, este abordaje reduce la cantidad de tejido muerto después de que se produzca un ictus. «Es algo increíblemente importante porque la cantidad de tejido muerto está directamente relacionada con la recuperación del paciente: su grado de discapacidad, si podrá usar todas las extremidades, hablar y entender, por ejemplo», ha explicado.
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