Lo llaman el pueblo de las 1.000 cascadas: está en España y es impresionante
Los numerosos saltos de agua que forman un espectáculo natural único
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Situado en la provincia de Burgos, Tobera, apodado el «pueblo de las 1.000 cascadas», ofrece a los visitantes un rincón de serenidad en plena naturaleza. Con menos de 30 habitantes, Tobera se convierte en un refugio idílico para quienes buscan paz y belleza natural. Rodeado de montañas y salpicado de cascadas, su encanto radica en el sonido constante del agua y en sus miradores y puentes, desde donde se pueden disfrutar de vistas impresionantes. A escasos cinco kilómetros se encuentra Frías, conocida como «la ciudad más pequeña del mundo», ya que tiene apenas 300 habitantes.
Frías sorprende con su impresionante castillo medieval y sus emblemáticas casas colgantes. Su arquitectura y sus calles empedradas transportan a los visitantes a otra época, ofreciendo una visión auténtica del pasado de la región. La combinación de Tobera y Frías convierte a esta zona de Burgos en un destino ideal para desconectar de la rutina y relajarse. Entre el sonido de los arroyos de Tobera y la historia impregnada en cada rincón de Frías, los visitantes encuentran un refugio para descansar y conectar con la naturaleza. Este rincón es un verdadero tesoro para quienes buscan una escapada de fin de semana en un entorno inigualable.
Tobera, el pueblo de las 1.000 cascadas
Tobera, es conocido como el «pueblo de las 1.000 cascadas» por sus numerosos saltos de agua que forman un espectáculo natural único. Las cascadas del río Molinar son el principal atractivo del lugar, creando un ambiente de paz donde el sonido del agua se convierte en su “banda sonora” natural. El paisaje montañoso y las pozas cristalinas ofrecen a los visitantes una experiencia sensorial que invita a desconectar.
Además de sus maravillas naturales, Tobera cuenta con un interesante patrimonio arquitectónico. Destacan la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz y el puente medieval de piedra, ambos enclavados en un entorno espectacular. Construida en el siglo XIII, su ubicación bajo un risco y junto al río Molinar realza su belleza, integrándose armoniosamente con el paisaje. Frente a la ermita se encuentra el puente medieval de piedra, de origen probablemente romano, que ha resistido el paso del tiempo y las aguas del río. Este puente, de un solo arco y estructura sólida, es un símbolo de la historia de Tobera y ofrece unas vistas impresionantes del entorno natural.
En Tobera también se encuentra la Ermita del Cristo de los Remedios, situada muy cerca de la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz. Este pequeño templo, de estilo sencillo y rústico, añade un matiz especial al conjunto histórico y espiritual del lugar. Construida en el siglo XVIII, la Ermita del Cristo de los Remedios invita a la reflexión y al recogimiento, conectando a los visitantes con la espiritualidad de tiempos pasados.
Frías, la ciudad más pequeña del mundo
La historia de Frías se remonta a la época romana, aunque fue en la Edad Media cuando la ciudad vivió su apogeo. En 1435, el rey Juan II de Castilla le otorgó el título de ciudad, un honor poco común para una población tan pequeña.
A lo largo de los siglos, Frías se consolidó como un centro comercial y militar estratégico, en parte debido a la presencia del Castillo de los Duques de Frías, también conocido como el Castillo de los Velasco. Este castillo, construido entre los siglos XII y XIII, es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad. Situado en lo alto de una roca, ofrece vistas panorámicas impresionantes del valle y el río Ebro, y es uno de los atractivos turísticos más importantes de Frías.
Otro emblema de la ciudad son sus casas colgadas, construidas en la ladera de la peña. Estas casas, de varios pisos y materiales tradicionales, parecen desafiar la gravedad y ofrecen una imagen pintoresca y única en el conjunto medieval. Pasear por las estrechas calles empedradas de Frías permite sumergirse en su atmósfera histórica y descubrir la vida en una pequeña ciudad medieval.
Además, el puente medieval sobre el río Ebro, con una torre fortificada en su centro, es una obra arquitectónica emblemática de Frías. Construido en el siglo XIII, este puente es uno de los mejores conservados en España y ofrece una perspectiva única del paisaje que rodea la ciudad.
Frías está rodeada de un entorno natural único, ideal para los amantes del senderismo y las actividades al aire libre. Una ruta destacada es el Cañón del río Ebro, que atraviesa un desfiladero y permite observar la flora y fauna de la zona. Durante el recorrido, es posible contemplar aves rapaces, como el buitre leonado, y disfrutar de un ambiente de paz y tranquilidad.
La gastronomía de Frías y la región es un reflejo de los sabores tradicionales de Castilla y León. En los restaurantes locales, es posible degustar platos típicos como el cordero lechal asado, la morcilla de Burgos, las alubias rojas y los quesos artesanales.