El director Peter Weir confirma su retirada: «No tengo más energía»
El cineasta obtuvo su Oscar honorífico el pasado 2023.
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Era prácticamente un secreto a voces, ya que no dirigía un largometraje desde 2010, pero igualmente supone una confirmación triste para el séptimo arte. El cineasta Peter Weir está oficialmente retirado. Una noticia confirmada por él mismo, en su reciente aparición en el Festival de la Cinémathèque de París, donde realizó un breve repaso de su carrera cinematográfica, que jamás fue premiada en la alfombra roja por ninguno de sus grandes éxitos fílmicos. Consciente de ello, la Academia de cine le brindó el Oscar honorífico el pasado 2023. Desgraciadamente y por sus palabras, ahora sabemos que no existe ninguna esperanza en que el realizador de 79 años filme algún nuevo trabajo.
“Estoy retirado. ¿Por qué dejé el cine? Porque, sencillamente, ya no tengo energía”, exponía Weir en el certamen. Un sentimiento anticipado por el actor Ethan Hawke, a quien el realizador dirigió siendo un joven Todd Anderson en El club de los poetas muertos, cuando fue entrevistado en el 2022: “Creo que perdió el interés en las películas. Realmente disfrutaba ese trabajo cuando no tenía actores que le hicieran pasar un mal rato. Russell Crowe y Johnny Depp lo rompieron”. El intérprete aseguró en sus declaraciones que a Peter Weir le influía en gran medida los perfiles actorales que se situaban tras sus cámaras:
“Es alguien tan raro hoy en día, un artista popular. Hace películas convencionales que son artísticas. Para tener el presupuesto para hacer El show de Truman o Master and Commander, necesitas un Jim Carrey o un Russell Crowe. Creo que Harrison Ford y Gerard Depardieu eran su tipo de actores. Eran amigables con los directores y no se consideraban importantes”, le explicaba en su momento Hawke a IndieWire.
Peter Weir: El arte del clímax
Si por algo se caracterizó siempre el cine de Peter Weir es por su capacidad para concluir sus historias en el pico emocional más alto. El australiano sabía a la perfección cuándo tenía que “cortar a negro” sus filmes, dejando al espectador en una catarsis emocional y narrativa que sólo podía ir cuesta abajo si se continuaban dichas escenas finales, algo que en el cine se denomina habitualmente anticlímax.
Tan sólo hay que acudir a buena parte de su filmografía paradores cuenta de ello. Porque repasando grandes finales de la talla de El club de los poetas muertos o El Show de Truman, podemos darnos cuenta que no había forma humana de remontar emocionalmente esas gigantescas secuencias conclusivas. Habilidad que repetiría incluso hasta en su última y malograda cinta, Camino a la libertad.
Una filmografía de bajo perfil
Lo cierto es que Weir no tiene el renombre de otros cineastas de su generación y sus grandes éxitos y obras más reconocidas llegaron al final de su carrera. No obstante, en los 70 y los 80 nos dejó igualmente propuestas reseñables de la talla de Picnic en Hanging Rock, Gallipoli o El año que vivimos peligrosamente. El director habituaba a repetir con actores con los que había disfrutado. Las dos últimas cintas mencionadas por ejemplo, estuvieron protagonizadas por Mel Gibson y sus dos siguientes trabajos, Único testigo y La costa de los mosquitos, estuvieron lideradas por Harrison Ford.
El vitalismo y la libertad del hombre son dos enclaves recurrentes en su imaginario y lo cierto es que no fue un director excesivamente prolífico en su carrera. Desde su debut en 1974, hasta el 2010, dirigió catorce películas. Una cifra un tanto reducida si se atiende al renombre que alcanzó su obra tras El club de los poetas muertos, El show de Truman o Master and Commander. De hecho, desde la épica aventura naval hasta su última apuesta audiovisual, pasaron siete años.
Entre sus máximas consideraciones, acumuló tres nominaciones a la Mejor película (Único testigo, El club de los poetas muertos y Master and Commander), mientras que a título individual los académicos le tuvieron en consideración a la Mejor dirección en 4 ocasiones ( Único testigo, El club de los poetas muertos, El show de Truman y Master and Commander) y una en el de mejor guion original (Matrimonio de conveniencia).
Su retiro aleja las esperanzas de poder ver una continuación de Master and Commander, algo que tantas veces a pedido su protagonista Russell Crowe, a pesar de estar algo cansado de que le pregunten por una posible segunda parte. Aunque quizás podría ponerse él mismo tras las cámaras, en una época en el que las secuelas tardías están de rigurosa moda.