MADRID

El pederasta de Valdeavero (Madrid) absuelto en un nuevo caso por corrupción de menores

Ya cumple una condena de 19 años por violar a otro menor

Le espera otro juicio por agresión sexual a una decena de menores

pederasta Valdeavero
Ángel Moya

La Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto a Cristóbal L.C., alias el Toba, más conocido como el pederasta de Valdeavero, de un caso de corrupción de menores al no quedar probado que contactara el 24 de julio de 2020 con un menor para ofrecerle dinero a cambio de relaciones sexuales.

Así consta en la sentencia en la que los magistrados exoneran a Cristóbal de delitos de abuso sexual por embaucamiento a menor de 16 años, de corrupción de menores y de exhibicionismo.

El pederasta se sentó en el banquillo por segunda ocasión el pasado 9 de enero por unos hechos ocurridos en julio de 2020 cuando contactó con un chico de 15 años, a quien supuestamente había enviado  una foto con sus genitales.

La Guardia Civil halló en la extracción el contenido del teléfono conversaciones en el referido chat «enfocadas todas al ámbito sexual» y fotografías con genitales de los chicos para que el procesado «valorase el género».

El Toba se enfrentaba a una petición fiscal de siete años de cárcel por un delito de abuso sexual a menor de 16 años y de un delito de corrupción de menores, un delito de exhibicionismo y provocación sexual.

Ahora, el tribunal entiende que no ha podido probarse a lo largo del juicio que el pederasta de Valdeavero tuviera conocimiento de la edad de la supuesta víctima, ni que fuera suya la fotografía enviada a ésta por parte del acusado en el grupo de WhatsApp en el que se produjo el hecho delictivo objeto del procedimiento.

En el juicio, el pederasta ahora absuelto, incluso insinuó que sus hijos o un amigo que les cuidaba, le pudieron meter en un chat de WhatsApp en el que había fotos sexuales de menores, negando haber participado en el mismo. El Toba también ha negado haber prestado su consentimiento para introducir su número de móvil en el chat.

En la vista oral, alegó que «no sabía» de la existencia de ese chat y que sus hijos usaban el teléfono, al igual que un amigo que les cuidaba. «Desconozco si fueron mis hijos», manifestó. En la prueba pericial, un guardia civil expuso el informe en el que se analizó el teléfono del encausado, detallando las conversaciones elevadas de tono entre el acusado y los menores, donde había un intercambio de fotografías de sus partes íntimas para que el procesado pudiera comprobar «el género»

‘El Toba’ cumple actualmente en prisión una condena a 19 años de cárcel por agredir sexualmente a un chico en su propio domicilio en 2022 y tiene un juicio pendiente en el que se enfrenta a 98 años de prisión por presuntos abusos sexuales a una decena de niños, muchos amigos de su propio hijo.

El frutero de Valdeavero (Madrid)

El Toba, como se le conoce en Valdeavero, regentaba una frutería en la plaza de la localidad, donde presuntamente abusaba de amigos de sus hijos.

En otro de los procesos penales en los que está investigado se enfrenta a una petición fiscal de 98 años de prisión por abusos sexuales a más de una decena de niños. En este caso, pendiente de juicio, los abusos se cometían en la frutería que regentaba el acusado o en su domicilio.

Las víctimas, diez menores de entre 3 y 13 años, eran amigos de uno de sus hijos e hijos de su entorno.

El «modus operandi» que repetía el pederasta de Valdeavero era aprovecharse de los chicos que se acercaban a la frutería que regentaba en el pueblo. Se ganaba a las víctimas, algunas menores de 7 años, con chucherías y las engatusaba para agredirlas en la trastienda de la frutería o cuando les invitaba a la piscina de su casa. En esas ocasiones, el Toba aprovechaba para forzarles, desnudarles o abusar de ellos, a pesar de la oposición de los menores que no se atrevían a denunciar los hechos.

El día que le detuvieron las víctimas comenzaron a hablar con sus familias. Así se destapó el rastro de este depredador que siempre actuaba en la misma zona.

El pederasta, aunque ha sido absuelto en este último juicio, tiene por delante una larga condena y el proceso en el que le piden una pena de 98 años más de cárcel. Sus víctimas siguen sufriendo, no han superado los hechos y siguen recibiendo asistencia psicológica.

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