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Qué hacer cuánto tenemos calambres musculares: todo su prevención

Qué hacer cuánto tenemos calambres musculares: todo su prevención
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Si te gusta entrenar o hacer deporte, probablemente hayas experimentado alguna vez una de esas típicas e inesperadas tensiones concentradas en los grandes grupos de músculos como los de las piernas y los brazos. Saber cómo actuar en tales casos es importante, porque podría evitarte una lesión más grave. Pero, ¿qué deberías hacer ante los calambres musculares?

En principio, hay que ser conscientes de que los calambres son un mecanismo de defensa del cuerpo frente a la exigencia física. Cuando entrenamos por encima de nuestras posibilidades, o sin prepararnos como deberíamos, seguramente los sufriremos.

Padecerlos ya es molesto, pero lo peor es que podrían obligarnos a parar con el entrenamiento muchas semanas.

¿Cómo sé si se trata de calambres musculares?

Especialmente los jóvenes tienen problemas para distinguir un calambre de otras molestias. Suelen producirse al correr, saltar, etc. Exigiendo los grandes grupos musculares en este tipo de ejercicios o en cualquier actividad deportiva, corremos el riesgo de que se tensen demasiado.

Eso pasa a menudo si llevas la intensidad del entrenamiento al máximo o si no te preparas bien previo a la rutina.

El calambre se siente como un pinchazo que dura unos segundos, o a veces minutos. Una vez que se alivia al estirar el músculo, éste queda resentido por varias horas o incluso días. Lo ideal es que no vuelvas a esforzarlo y vuelvas al entrenamiento poco a poco. Caso contrario, el peligro es que se genere un desgarro de las fibras musculares. O peor aún, que los desgarros se vuelvan crónicos.

¿Cuándo deberías consultar a un médico?

Si quieres seguir entrenando perfectamente, tienes que visitar a un doctor. Los calambres de por sí no necesitan de un profesional evaluando su evolución, pero si tu objetivo es aumentar la carga de entrenamiento lo mejor es que consultes a un médico pronto.

Deberías visitar a un doctor inmediatamente si notas alguno de estos síntomas junto con los calambres:

  • Las molestias son agudas y el dolor no disminuye con el paso de las horas
  • Percibes debilidad muscular, y ésta no se reduce aunque descanses lo suficiente
  • Repentina inflamación o enrojecimiento en la misma zona en las que tienes el calambre

¿Cuáles son las causas de esta afección?

Conociendo cuándo debes consultar a un médico, entre las causas más comunes de los calambres musculares están la falta de una preparación previa que incluya estiramientos y beber al menos un litro de agua o una bebida isotónica aprobada por el profesional.

Si bien la mayoría de los calambres son inofensivos, pueden deberse a inconvenientes de salud importantes y hasta severos.

Entre ellos, un flujo sanguíneo irregular o lento, los pinzamientos de los nervios y la ausencia de minerales en el sistema circulatorio. Sumado a eso, influyen factores de riesgo como la edad, el poco condicionamiento anterior, las altas temperaturas y el embarazo.

Algunas enfermedades preexistentes como las del hígado, los nervios y la tiroides aumentan el riesgo de padecer calambres.

Por otro lado, es habitual que las personas con sobrepeso u obesidad sufran calambres al entrenar para alcanzar su peso deseable. Con frecuencia, estos sujetos han pasado años sin practicar deportes ni ir al gimnasio. Y requieren de un período de adaptación. Nuestro cuerpo necesita acostumbrarse al movimiento y la exigencia. Si no lo llevamos de forma progresiva, los calambres aparecerán.

¿Cómo se pueden prevenir los calambres?

En principio, hay que descartar las causas de estas molestias. Estar en peso, beber al menos un litro de agua o una bebida isotónica, estirar durante unos minutos antes de ir al gimnasio o practicar deporte, etc., son algunas de las cosas que puedes y deberías hacer.

Vamos a desarrollar varios de estos puntos que pueden ser confusos, para que no tengas ninguna duda a la hora de ir a entrenarte.

Dos litros de agua al día… tres si entrenas

Beber dos litros de agua al día está bien como base. Pero por cada hora de entrenamiento diario deberías añadir otro medio litro. Esto, porque los músculos usan el líquido para funcionar. Si la cantidad de líquido es escasa es más probable que se acalambren.

Estira los músculos antes y después de entrenar

Un error típico es estirar los músculos antes de entrenar pero no luego de hacerlo. Los días que te ejercites, estira los músculos automáticamente cuando finalices con la actividad física. Tampoco es mala idea estirarlos antes de irte a dormir por las noches.

Gradúa la intensidad del entrenamiento

Si pasas de no entrenar durante meses a exigirte al máximo de tu capacidad, te desgarrarás tarde o temprano. Incrementa paulatinamente el tiempo y la velocidad del entrenamiento. O contrata un entrenador personal, si ignoras cómo hacerlo.

Presta atención al equipamiento

Por último, el calzado y la ropa con los que entrenas deben ser cómodos. Más que nada las zapatillas, si es que sales a correr. Utilizar calzados inadecuados o muy ajustados puede provocar calambres en los runners. Invierte en un calzado acorde a tu pie.

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