Psicología

Esta u otra: aprende a tomar decisiones con estos consejos

Esta u otra: aprende a tomar decisiones con estos consejos
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Si cada vez que tienes que decidirte por una de dos alternativas o solucionar un problema optas por esperar a que finalmente otros establezcan cuál es el camino a seguir, puede que necesites aprende a tomar decisiones. No es un talento que venga con nosotros de forma predeterminada sino una habilidad que debemos desarrollar a lo largo de la vida y que está influenciada por varios factores.

No importa si se trata de formalizar una relación en la que llevas un tiempo o pedirle a tu jefe que te dé el aumento que te prometió, siempre que te sientas incapaz de escoger un modo de seguir tu vida y luchar por esa elección, debes saber que no estás sólo.

Muchas personas tienen serias dificultades para tomar decisiones en cualquiera de los ámbitos que acabamos de citar.

Es fácil, aprender a tomar decisiones

En principio, lo que pasará es que los demás decidirán por nosotros. No supone un riesgo si quienes deciden son familiares que nos quieren y buscan lo mejor para nosotros. Pero sí podrían representar un peligro si quienes deciden son persona con los que no hay ninguna relación de amistad ni tampoco familiar. Justamente es por eso que deberías aprender a tomar las decisiones tú mismo.

El origen de esta indecisión está, según los expertos, en la evitación o evasión de las obligaciones y los compromisos que asumimos. Incluso cuando trabajar más duro o entrenar más fuerte son la única posibilidad de alcanzar las metas que nos hemos propuesto, a veces nos cuesta hacer lo que se requiere para llegar a esos objetivos. Y no estamos hablando de ser vagos ni estar negados totalmente a la vida social o personal. Nos referimos a individuos «comunes», que sufren el no poder decidir en ocasiones.

Dejar de evitar y empezar a vivir

¿Y por qué nos pasa eso? Los especialistas lo tienen claro y apuntan a una estrategia defensiva inconsciente que nos permite resguardar nuestros sentimientos de autoestima en sociedades tan competitivas como las actuales. Una de las autoras que está insistiendo con este concepto es Anabella Shaked, quien resume parte de su idea en el libro «Tirarse a la piscina: Dejar de evitar y empezar a vivir». Originalmente fue publicado en idioma inglés, como «Dive into the Pool: Stop Avoiding and Start Living».

Al estar sometidos constantemente a esta competición con otros, nuestro cerebro se siente más cómodo eludiendo que decidiendo. Eludimos pequeñas decisiones y luego eludimos otras más importantes como las relacionadas con el amor, la familia y el empleo.

A pesar de que según ella misma asegura «la evitación es coherente en muchas situaciones» porque no podemos estar dando absolutamente todas las batallas, eso no significa que en otras circunstancias no se pague un elevado precio por no decidir.

Quienes evitan toda clase de decisión suelen convivir con un sinsabor amargo, y aún cuando la suerte le sonríe no se sienten merecedores de esa fortuna porque no proviene de sus propias decisiones. Al no haber tomado riesgo, no ven una recompensa.

Cómo podemos decidir

Haz una lista de pros y contras

Si ambas ideas te resultan factibles y no eres capaz de dar una decisión, entonces hay que actuar. Una de las acciones es hacer una lista de pros y contras con cada idea y de ahí saldrá el resultado que mejor o más nos convenga a nosotros.

Consulta con expertos

Como no es una tarea fácil puedes preguntar a expertos sobre el tema, no te dirán qué debes hacer, pero te ayudarán a tomar la mejor decisión en cada momento.

Estrategias mentales para evitar la indecisión

Si te sientes identificado con esta descripción que hemos hecho, un buen primer paso podría ser pensar en todo lo que puedes ganar siempre que seas tú mismo el que decide tu destino. Si las cosas salen más habrás perdido, sí, pero tendrás la satisfacción de que, si salen bien, serán la recompensa a esa decisión tomada de manera correcta y a tiempo. Al final, no decidir también es fracasar.

Un truco interesante es intentar verte «desde fuera». Procura salir de tu posición y evaluar las alternativas entre las que puedes decidir como si fueras un extraño o un conocido. ¿Qué le recomendarías que haga? ¿Cuándo le aconsejarías que lo haga?

Otra sugerencia es que consultes a un psicólogo, ya que él podrá proporcionarte todo tipo de herramientas ya no sólo para decidir, sino además para decidir con convicción. Asimismo, estos instrumentos te acompañarán una vez que hayas dejado las consultas.

Recuerda que nadie es perfecto y que casi nunca hay decisiones ideales, pero sí algunas mejores que otras. Investigar absolutamente todas las consecuencias que tendría una y otra salida puede ayudarte a elegir alguna.

Una vez que hayas escogido, no te quedes preguntándote si hiciste bien. Hiciste lo mejor posible en ese momento.

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