Vuelta a España, vergüenza mundial

Las protestas de grupos radicales propalestinos durante la etapa de la Vuelta a España disputada en Bilbao han dejado la carrera sin ganador en medio de una sensación generalizada de bochorno. La violencia desatada por la presencia en la prueba de un equipo israelí ha derivado en incidentes y, lo que es más grave, en la invitación de los organizadores a Israel Premier-Tech para que abandone la competición «porque estando aquí no facilitan la seguridad». El argumento, además de absurdo, es una claudicante manera de ceder ante los radicales y, de paso, convertir al equipo israelí en culpable de la situación.
A partir de ahora, siguiendo el criterio de los organizadores de la Vuelta a España, cualquier competición deportiva con presencia de deportistas israelíes pasará a convertirse en objetivo prioritario de los radicales propalestinos, que a estas horas estarán frotándose las manos por su triunfo en la etapa. Cabe preguntarse dónde queda la imagen de la prueba ciclista española, triturada por la pusilánime respuesta de sus organizadores y la incapacidad de las fuerzas de seguridad para garantizar el normal desarrollo de la carrera. Lo ocurrido en Bilbao llena de descrédito a la Vuelta y traslada al mundo una imagen de país sometido a un puñado de fanáticos. Vergonzoso.
«Por motivos de seguridad, los tiempos de la clasificación general se tomarán a 3 kilómetros de la línea de meta. No habrá ganador de etapa. Habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el esprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos», informó La Vuelta cuando la Ertzaintza ya se había desplegado en la recta de meta por miedo a altercados. Los agentes trataron inútilmente de sofocar las violentas protestas y se optó por dejar sin vencedor la etapa. En todo caso, lo más sangrante es que los organizadores hayan invitado a irse al equipo israelí porque su presencia genera inseguridad. Lo que genera inseguridad y un bochorno insoportable es la pusilanimidad ante los violentos.